La chica sin nombre

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

En la última película de los hermanos Dardenne, Adèle Haenel es una joven doctora que un día no atiende un timbrazo a causa de ser en un horario en el que se supondría ya terminaría de trabajar. Cuando se entera que quien le tocó el timbre había sido una joven que luego aparece muerta, no puede quitarse la idea de la cabeza.
Si hubiese atendido… la importancia de una decisión a simple vista tan trivial. Si bien hay un detective que trabajará en el caso, ella se obsesiona con saber al menos cómo se llama, para no ser enterrada sin nombre, sin la posibilidad de que en algún momento la familia la encuentre.
Y es así que ella, a su manera, comienza a hacer el trabajo del detective, al mismo tiempo que no deja su ajetreada labor como doctora, campo donde es reconocida por cada paciente que es atendido por ella.
Con un guión a simple vista simple pero efectivo, los Dardennes siguen poniendo en foco el tema de las clases sociales.
Más allá de estar narrada y actuada siempre de un modo muy natural, el film no puede evitar caer en algunas situaciones un poco forzadas que contrarrestan con el tono realista con el que los Dardennes imprimen su filmografía. Además de la línea argumental principal, la búsqueda de identidad de esta persona, se van desarrollando los diferentes tipos de relacionarse que la protagonista tiene con el resto de las personas.
Cálida y eficiente con sus pacientes, fría y dura con el estudiante hasta que se da cuenta de la importancia que ese trato puede generar en el futuro de este joven. Pero por otro lado, es una persona muy sola. Vive sola, no sabemos ni la vemos con amigos ni familia, aun así se la percibe siempre muy humana.
Más allá de su trama de thriller, el film navega más por el lado del drama. No hay mucha tensión ni suspenso, sino más bien un retrato social enmarcado por la investigación que la protagonista realiza.
Con un desarrollo interesante, La chica desconocida termina quedando deslucida en su tramo final, en una resolución forzada y apática.
Funciona como drama social, pero en un relato donde su eje narrativo es una investigación se siente la falta de tensión y al mismo tiempo una resolución más cercana a la naturalidad que destacan a las historias de los Dardennes.