La chica de la capa roja

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Valerie es una hermosa joven enamorada de Peter, un leñador, pero sus padres arreglaron su matrimonio con el adinerado Henry. No dispuestos a separarse, Valerie y Peter planean huir juntos cuando se enteran que la hermana mayor de ella fue asesinada por el Hombre Lobo que merodea por los bosques oscuros de la aldea.

Con la firma de Catherine Hardwicke, pensar a Red Riding Hood (La chica de la capa roja) como un nuevo intento de Crepúsculo no es equivocado. El enfoque "siniestro" sobre la historia de Caperucita, no es más que una excusa para desarrollar lo que es el verdadero interés de la directora así como del estudio detrás, una historia de amor. Sean vampiros, como en la saga ya mencionada, extraterrestres, como en el caso de I Am Number Four, u hombres lobo como en esta, la realidad es que hay un jugoso mercado al que hincar los dientes, y no importa a qué criatura corresponda esa dentadura.

En este caso se trata de una adaptación libre del famoso cuento infantil, mezclando algo de la versión de los hermanos Grimm (el leñador como el héroe) con la original de Charles Perrault (la ingesta de carne humana por parte de la protagonista, por ejemplo). No obstante la historia está tan sazonada con el condimento romántico, no por nada uno de los agregados es un tercero en discordia, que no se termina valorando los aspectos propios de la película porque en todo momento se la ve como una imitación de las otras. En esta se podrá reconocer la fórmula de héroes torturados interpretados por jóvenes lindos (por suerte en esta no hay un contrato que les pide sacarse la camisa cada 10 minutos), así como también se podrán encontrar diálogos inverosímiles, actuaciones masculinas muy flojas y a Billy Burke como el padre de la protagonista.

La película cuenta con algún punto a su favor, principalmente la figura del cazador, interpretado por Gary Oldman, el cual lleva adelante no sólo la mejor actuación sino que carga además con el personaje más interesante y complejo. Sombrío, cínico, violento, es el que más facetas presenta, y si bien es raro que un actor con su carrera se sume a una apuesta así para el púbilco adolescente, su Padre Solomon parece justificarlo. Por otro lado el final es otra sorpresa, algo que sin duda escapa a la obviedad. David Johnson, el guionista que llamó la atención con su primer trabajo en Orphan, parece acordarse de su realización previa y sostiene el misterio acerca de la verdadera identidad del lobo hasta el final. Esto que en un primer momento parece un logro, se va perdiendo a medida que se necesita explicar literalmente todo lo ocurrido en la película para que ese desenlace tenga sentido.

La película no termina exactamente ahí, como hubiera correspondido, sino que hay algo más, una despedida "emotiva" y un sueño romántico de la protagonista, lo que lleva de vuelta al principio de esta crítica. Puede ser que por momentos veamos alguna cosa diferente, un Oldman desquiciado y a un lobo asesino, pero en realidad no hay un desvío del camino prefabricado. Hardwicke intenta repetir lo que hizo en el 2008, un nuevo Crepúsculo pero con hombres lobo. Habrá que ver si esta historia tiene éxito para que en un futuro aparezcan otras pero con ángeles, demonios, elfos y demás criaturas mágicas.