La chica de la capa roja

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

DESTRUYENDO UN CUENTO CLASICO

Mezclando la historia clásica de "La Caperucita Roja" con la estética de "Crepúsculo", esta propuesta de suspenso es una fallida película que desarrolla una historia que desaprovecha talentos como el de Amanda Seyfried y Gary Oldman, que deja de lado todas las sorpresas, e invoca una serie de clichés y personajes estereotipos que molestan y destruyen todo intento de originalidad.

Valerie es una muchacha que vive en una aldea medieval y que, repentinamente, va a ser acechada por un hombre lobo que no se intimida y comienza a matar a parte de su familia. A su vez, se va a ver enredada en una problemática amorosa cuando ella se entera que tiene su matrimonio arreglado con un hombre muy distinto al que ella ama. De alguna manera va a tener que encontrar la forma de poder lidiar con sus problemas personales y con la feroz criatura.

La cinta desarrolla una historia que es muy fiel a la idea principal desarrollada en el clásico cuento infantil, por lo que solo cuesta ponerse a pensar quienes son cada uno de los roles originales del relato para descubrir, ni bien empieza, quién es el asesino. En términos argumentales, esta propuesta tiene mucha fuerza cerca del final, cuando todo concluye, pero con un desarrollo muy flojo y desinteresado en la introducción y en su planteo medio.

Son varias las características que hacen de esta película una propuesta desacertada y mal encaminada:

Primero que nada, antes de introducir al lobo, a la caperuza y hasta la casita de la abuela, se toma el tiempo para planear un triángulo amoroso, que al mismo modo que en "Crepúsculo", es el centro principal de la historia. No se usan los minutos para desarrollar las personalidades de los roles, se va directamente al grano presentando a los dos candidatos en la vida de la protagonista. Esto demuestra el camino por el cual la narración va a transitar.

Luego, hay bastantes problemas de ambientación y personificación que perjudican y entorpecen la credibilidad de la historia. Supuestamente el relato sucede en una aldea medieval, ya que las herramientas de trabajo, la manera en la que viven, las chozas, el uso del agua y la vestimenta lo dan a entender, pero la forma en la que hablan, las palabras que usan, el acento, la relación romántica y pegajosa entre los personajes, los peinados de los hombres y, principalmente, la banda sonora utilizada para ambientar cada uno de los pasajes (en una parte están festejando la muerte de un lobo con música tecno) son totalmente contemporáneos. Esta incoherencia perjudica muchísimo el entendimiento y, en especial, impide que el espectador pueda sumergirse y formar parte de la historia. Nada es creíble y, dejando de lado la vestimenta y la fotografía, todo lo que rodea el accionar de los personajes está mal dirigido.

Catherine Hardwicke, la directora, muestra una espantosa utilización de la belleza como principal fuente narrativa. No faltan los planos en los que se puede ver por unos cuantos segundos los rostros inexpresivos de los protagonistas masculinos para que la platea femenina grite, y se juega bastante con el romance, la desconfianza y la reconciliación entre personajes.

Las actuaciones son muy regulares. Amanda Seyfried es quien mejor está dentro del elenco, no solo por darle fuerza a su personaje, sino por bancar y hacer todo lo posible para que su rol se aleje un poco de los problemas del guión. Gary Oldman está muy descolocado en la historia, es como una luz de talento que siempre trata de prenderse, pero cuando lo intenta pasa algo que lo frena y tiene que volver a empezar. Es el único actor de todo el reparto que le da un acento diferente al habla de su rol. Shiloh Fernandez y Max Irons, los hombres que se disputan el amor de Valerie, están muy sobreactuados en casi todos los momentos en los que aparecen.

"Red Riding Hood" es una película muy desacertada. Una mezcla muy heterogénea entre "Caperucita" y el éxito de "Crepúsculo". Mal dirigida, con un guión que entra en los lugares más comunes del suspenso (los pocos sustos están mal logrados, no son repentinos. Es más, la pantalla negra los anuncia) y con actuaciones regulares. Una película superficial y pasajera.

UNA ESCENA A DESTACAR: los descubrimientos en la casa de la abuela. La escena de "¡Que grandes ojos que tenés!... Son para verte mejor..." da vergüenza ajena.