La Cenicienta

Crítica de Leonardo González - Río Negro

La Cenicienta: Para volver a creer en los finales felices

Poca gente sabe que "La Cenicienta" es un cuento de hadas que tiene varias versiones de distintos países del mundo. Son dos las que tienen más popularidad: la alemana escrita por los famosos Hermanos Grimm, que forma parte de la colección "Cuentos de la infancia y del hogar". La otra es la que escribió en 1697 el francés Charles Perrault, cuyo título es " Cenicienta o El zapatito de cristal" De aquí se basó Walt Disney para su clásico animado "La Cenicienta" y es la que más arraigada está en América.

Ahora nos llega esta versión con actores que respeta la historia original y nos brinda una muy buena película.

Ella es una niña que vive una infancia perfecta junto a su madre (Hayley Atwell) y su padre (Ben Chaplin). Pero su mamá muere de forma trágica y es su papá quien se encarga de criarla, dándole todo el amor del mundo. Así pasan los años y llega un momento en que su padre decide que es hora de volver a formar una pareja. Ella (Lily James) está dispuesta a apoyarlo y recibe a su nueva madrastra (Cate Blanchett) y a sus hijas Anastasia (Holliday Grainger) y Drisella (Sophie McShera) en su hogar. El trío de mujeres es bastante particular pero la joven hace todo lo posible para que su padre sea feliz y no le lleva problemas.

La tragedia vuelve a golpear su vida cuando él, en uno de sus viajes por trabajo, muere de forma repentina. De repente, toda su vida cambia. Queda a merced de su madrastra y hermanastras que la empiezan a tratar como su sirvienta, incluso la apodan "Cenicienta" cuando la encuentran cubierta de cenizas.

A pesar de los maltratos, ella no pierde la fe y renueva las esperanzas cuando conoce a un joven en el bosque -el famoso Príncipe- que dice ser un empleado del palacio llamado Kit (Richard Madden). Como el Rey (Derek Jacobi) quiere que su hijo se case, éste accede mientras le permita organizar un baile al que acudan todas las doncellas del reino, con el secreto deseo de volver a ver a la joven que conoció y que le robó su corazón. Cuando la invitación para el baile llega, Cenicienta no puede asistir, ya que le prohíben ir y le destruyen el vestido. Pronto llegará la ayuda de su Hada Madrina (Helena Bonham Carter) que le dará una oportunidad para que su vida cambie nuevamente para siempre.

En los últimos años llegaron a la pantalla grandes películas con historias clásicas que, de una u otra manera, reversionaban la historia o a sus personajes.

Eso dejaba cierto "sabor amargo" porque las historias que tan bien conocíamos eran, de alguna manera, cambiadas. Bueno, eso no pasa en este filme. Tal cual conocemos la famosa historia es lo que se nos presenta. Y eso es un gran acierto. Kenneth Branagh es un director clásico, y no hay dudas que su mano se nota en el largometraje. Además, no abusa de los efectos especiales (lo combina muy bien) ni se apoya en ellos para relatar la historia. Aplausos de pie por esta decisión.

Los actores principales son más conocidos por su trabajo en televisión que por sus películas: Lily James era Lady Rose MacClare en la serie "Downton Abbey" y Richard Madden fue conocido por interpretar a Robb Stark en "Game of Thrones". Ambos están muy bien, pero por supuesto que Cate Blanchett se roba la película y a Bonham Carter le bastan 20 minutos para desplegar su enorme talento. Antes del filme van a poder disfrutar del corto "Frozen Fever", tan bueno como la película a la que precede.

La Cenicienta llegó para hacernos creer nuevamente en la fantasía y los finales felices. Y le estamos muy agradecidos.