La casa del miedo

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

NADA QUE DECIR

No apoyo las remakes de películas de horror debido a que muy pocas logran aportar o decir algo nuevo, algo que la versión original no había dicho previamente. LA CASA DEL MIEDO (SILENT HOUSE, 2011), revisión norteamericana de un fallido film uruguayo, no es la excepción. Tal vez sea porque ya LA CASA MUDA (2011) no aportaba mucho al género, pero extrañamente, ver la remake fue una experiencia más disfrutable. Aun así, sigue contando con las mismas fallas que terminan convirtiéndola en un producto inferior. Nuevamente, la historia es la de un padre y una hija que van a su casa de campo a arreglarla para poder venderla. Pero durante la noche, la joven debe enfrentarse al miedo, a la maldad y a un oscuro secreto del pasado. Todo esto sigue narrándose en “tiempo real”, en un muy bien trabajado falso plano secuencia (en el que no se distinguen los cortes). En LA CASA MUDA esto aportaba un exquisito y constante clima tensión que pocas películas actualmente logran crear tan fácilmente. Aquí, ese suspenso se construye aun mejor. También hay una dirección más estilística, un mejor aprovechamiento del sonido (y su construcción del fuera de campo), un uso controlado de los sustos a partir del elemento sorpresa y, sobre todo, una talentosa actriz protagonista (la bellísima Elizabeth Olsen, lo único bueno del elenco) capaz de bancarse la hora y media de película, casi en silencio y siempre aterrada.

Pero el que haya disfrutado más LA CASA DEL MIEDO que LA CASA MUDA, no significa que la remake sea un producto acertado. Los primeros ¾ de cinta funcionan de maravilla gracias a que no es tan repetitiva o incoherente como la versión uruguaya (las decisiones que toma el personaje están justificadas y los recursos lumínicos se van renovando constantemente), lo que la vuelven más atrapante. Pero al igual que la original, todo el film se desmorona con el abrupto giro dramático final. Aunque está mejor explicado, este sigue dejando algunos cabos sueltos y a muchos espectadores decepcionados. Otra repetida falla es la decisión de filmar toda la película en una frenética cámara en mano documentalista. Al no ser una más del estilo PROYECTO X (2012) o PODER SIN LÍMITES (2012), dicho recurso estético no está justificado, distrae constantemente (al menos hasta que uno se acostumbra) y no permite al espectador abstraerse, dejando en evidencia que detrás de lo que se ve en pantalla hay un equipo de filmación y haciendo poco disfrutable la función. En resumen, LA CASA DEL MIEDO innova poco, su estética no es lo suficientemente oscura o tétrica, y a veces asusta menos que LA CASA MUDA, pero funciona mejor a nivel técnico y de actuación. Aun así, sigo considerándola una remake innecesaria ¿Qué sentido tenía volver a filmar (ahora en inglés) un interesante experimento uruguayo que prometía mucho pero entregó poco? ¿Plata? ¿La escotada remera de Elizabeth Olsen? Para decir algo nuevo seguro que no. Ninguna de las versiones tiene algo que decir.