La casa del fin de los tiempos

Crítica de Eliana Giménez - A Sala Llena

El venezolano Alejandro Hidalgo estrenó su ópera prima La Casa del Fin de los Tiempos. Y su primer intento como director y guionista ha rendido frutos ya que cuando llegó a los cines de su país natal, el film batió récords como la película venezolana más vista de la historia. Una sencilla sinopsis es la base para esta película de terror.

Dulce es una mujer acusada de asesinar a su esposo y hacer desaparecer a su hijo, por lo que es condenada a treinta años de prisión. Ya anciana, la justicia le permite regresar a la casa donde sucedió la tragedia bajo arresto domiciliario. Pero la vivienda parece tener vida propia y seguirá aterrorizando a Dulce, quien dice ser inocente.

Una importante protagonista es la misma casa que de por sí es tenebrosa, asfixiante y funciona como un buen ambiente para el desarrollo de la acción. Las actuaciones no son muy buenas, solo se destaca Ruddy Rodríguez como la sufriente Dulce aunque el maquillaje que le ponen para hacerla parecer vieja deja mucho que desear y termina distrayendo al espectador.

Más allá de los sustos, el film es un drama familiar en el que están involucrados cada uno de los miembros de la familia: con flashbacks se puede observar la precaria vida diaria que llevaban en la casa, las discordias, los secretos y las tragedias. Cada escena juega un papel importante y es relevante para la historia central, desde los partidos de béisbol hasta los besos furtivos de los niños, demostrando el cuidado que Hidalgo le ha puesto a su guión.

Aunque no sea una gran película, ni logre muchos momentos atemorizantes, La Casa del Fin de los Tiempos es un buen punto de partida para Hidalgo. Con esta película el venezolano ha demostrado originalidad al contar una historia interesante y distinta sin depender de baratos sobresaltos ni de vueltas de tuerca ilógicas. Resta esperar qué se trae entre manos este director que ya ha hecho historia en su Venezuela.