La casa del demonio

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Una clásica mezcla de terror, suspenso y policial

Con el malayo James Wan en la producción y conducción del guión, algo bueno tenía que salir de La casa del demonio.

El director devenido en ícono del terror norteamericano después de la saga El juego del miedo, y nuevo referente de acción con Rápido y furioso 7, algo conoce de las preferencias de su público.

Por supuesto, los resultados no responden siempre a las expectativas, en especial, cuando los proyectos se acumulan y los esfuerzos se concentran en unos títulos más que en otros. Entonces, algunos trabajos se hacen “de taquito”, tomando un poco de aquí y allá y aplicando oficio.

Parece ser el caso de este filme, que da cuenta del ingenio de sus hacedores en la estructura narrativa y en la mezcla de géneros, entre el terror, el suspenso, el policial y el thriller, pero no sorprende a cinéfilos acostumbrados.

Como salido de un molde, el relato cuenta sobre cuatro jóvenes que son masacrados en el interior de una casona abandonada, el mismo sitio donde hace 20 años, una estudiante asesinó, sin razón, a sus amigos.

El detective Mark Lewis y la psicóloga Elizabeth Klein centran su investigación en el testimonio de John Ascot, un muchacho que dice tener premoniciones acerca de aquella vieja historia, único sobreviviente de este nuevo episodio, posible víctima aunque también sospechoso. Se abocan, asimismo, a descubrir el paradero de la novia de Ascot, embarazada ella, quien ha logrado escapar de la escena.

Entre los resultados del interrogatorio y la recuperación de registros digitales se reconstruyen los misteriosos sucesos, que concluirán de manera inesperada.