La casa de Wannsee

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

A partir de la decisión de su hijo mayor de tomar el bar mitzvá, Poli Martínez Kaplun se replanteó su vínculo con el judaísmo. La pregunta era por qué el chico había decidido atravesar ese ritual de iniciación si había recibido una educación laica y ninguno de sus padres se identifica como judío. La respuesta es La casa de Wannsee, una investigación de la directora sobre sus raíces familiares.

Con cierto suspenso, el documental va rastreando lo ocurrido con esa identidad judía que parecía borrada y reapareció inesperadamente. Si una buena pintura de la aldea propia puede ser un retrato del mundo, las historias familiares tienen el potencial de reflejar una época. Es lo que ocurre con esta saga, un ejemplo de la disgregación -tanto geográfica como cultural- causada por el racismo.

En base a entrevistas a su madre y sus tías, Martínez Kaplun desanda las sucesivas migraciones de su familia, que en 1936 se vio obligada a abandonar Alemania por el nazismo y, luego de sucesivas estancias en Egipto y Suiza, terminó ingresando a la Argentina en 1949. Pero al entrar al país, sus abuelos declararon que ellos y sus hijas eran protestantes. La causa: la Circular 11, emitida en 1938 por el canciller Cantilo durante la presidencia de Ortiz, que en la práctica impedía el ingreso de judíos al país.

Parte del entramado es el litigio por la propiedad que le da nombre al documental y es la casa que la familia abandonó al huir de Alemania y fue usurpada por un nazi. Que está a unas cuadras del lugar donde se produjo la Conferencia de Wannsee que, en 1942, garantizó la implementación de la “solución final” para los judíos europeos.

Con el apoyo de un extraordinario material fotográfico y fílmico de archivo familiar –el registro audiovisual parece la religión más genuina de este clan-, la película no sólo muestra la peregrinación de los Kaplun, sino también las consecuencias que tuvo en las relaciones personales y el proceso selectivo que hace la memoria. Cada miembro tiene una versión diferente de los hechos, como piezas de un rompecabezas que no terminan de encastrar.