La casa de los conejos

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Fallida transposición de la novela de Laura Alcoba

Valeria Selinger dirige esta ficción basada en la novela "Manèges, petite histoire Argentine", de Laura Alcoba, sobre las vivencias de una niña en la clandestinidad durante los albores de la dictadura cívico militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.

Laura es una niña, hija de padres militantes, que en los albores de la última dictadura cívico militar, debe cambiar su identidad y refugiarse en la casa de unos compañeros de lucha de sus padres en La Plata. La casa, plagada de silencios, donde funciona una imprenta, que tiene una fachada para disimular de jaulas con conejos, se convierte para ella en una trampa de la que cree no podrá escapar.

La historia original, que está narrada desde el punto de vista de Laura, una niña de 8 años, funciona (o debería funcionar) como una especie de cuento de terror sobre los años más oscuros de la historia reciente, donde lo que se ve y lo que se oye es como ella lo vivencia. Con esta premisa, que también se vio en Infancia clandestina (2011) de Benjamín Ávila, la historia tenía todos los ingredientes para ser atractiva. Pero no es así y la película se convierte en una sucesión de decisiones incorrectas, tanto desde lo narrativo como lo formal.

Narrativamente no hay una apropiación del texto escrito. La directora y guionista sigue todos los lineamientos de la novela y la filma como tal. La película no tiene una identidad propia, no se diferencia y no consigue personalidad. Los actores, que es lo más rescatable, tratan de salir airosos frente a parlamentos demasiado literarios.

Visualmente la imagen no ayuda para nada. No se entiende muy bien como quiso filmarla ni porque apeló a planos, que por momento están arriba de los personajes, mientras que por otros toman distancia de ellos, sin ningún tipo de justificación. La película se ve fea, uno podría pensar que quiso mantener la estética de la época, pero si es así esto no aparece reflejado en pantalla como sucedía con Rojo (2018) de Benjamín Naishtat, donde la búsqueda estética iba en concordancia con la época.

La casa de los conejos es una película filmada y narrada como 40 años atrás, pero que tal decisión no funciona a favor de una elección estética sino en su contra. La película se ve grotesca, el sonido muchas veces no ayuda y hay escenas que tendrían que haber volado en la isla de edición. No solo no aportan nada, sino que le restan dinamismo y fluidez a un relato demasiado homogéneo y monocorde.

Directora de documentales como Foliesophies (2006), James à Paris Plage (2004), Retournements d’une image figée (2020) y el cortometraje de ficción Le sixième, con Thierry Godard, el primer largo de ficción de la cineasta argentina radicada en Francia Valeria Selinger está plagado de buenas intenciones. Lástima que para hacer cine solo las buenas intenciones no alcanzan.