La casa de las masacres

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Hay personas que son curiosas por demás. Son intrépidas de nacimiento, sin medir las consecuencias que sus acciones pueden ocasionar. Estas características se acentúan, en la mayoría de los casos durante la adolescencia. Como son los tres cooprotagonistas de esta película, que tienen inquietudes por investigar conductas paranormales y van de visita a una casa-museo, conocida como la casa de las masacres.
Con la intención de retratar un hecho muy particular ocurrido el 9 de junio de 1912, en Villisca, estado de Iowa, Estados Unidos, el director Tony E. Valenzuela trata de desentrañar con una producción de terror un misterio jamás dilucidado en más de 100 años, sobre una matanza producida por un hombre que entró esa noche a la casa de la familia Moore, donde asesinó a 8 personas y nunca descubrieron quién fue el culpable.
Caleb (Robert Adamson) y Denny (Jarrett Sleeper) son amigos desde hace 6 años y tienen como hobby cazar fantasmas. Por ese motivo, a medida que pudieron, compraron el equipo mínimo y necesario para detectar estos eventos extrasensoriales. A esta excursión se les suma Jess (Alex Frnka) y los tres van de visita a esa famosa casa. Pero, las necesidades que tienen ellos por descubrir verdaderamente un caso son más fuertes que la razón y la sensatez, y así entran de noche para tratar de contactarse con los espíritus.
Los avezados amantes de este género sabrán qué les sucederá a los jóvenes, contra quienes tendrán que luchar, el peligro que correrán, etc. Es decir, no hay sorpresas ni innovaciones, sólo más de lo mismo.
La única que sale airosa es Jess, quien además de aportar su belleza, muestra una gran capacidad gestual ante los continuos cambios de ánimo que sufre su personaje, haciéndolo más creíble.
Es tan trillado el tema de las casas embrujadas, aunque esta realización esté basada en un hecho verídico, que, por más que se tengan buenas intenciones en filmar una de terror, siempre es necesario darle una vuelta de tuerca al género para que resulte atractivo y atrapante, pero, en este caso, la tuerca no giró todo lo posible y el resultado está a la vista.