La casa de Argüello

Crítica de Marcela Gamberini - Subjetiva

Los encuentros que suturan vacíos suelen producir otros vacíos, mostrar otras ausencias, generar más y más interrogantes. Cuando Valentina Llorens y su familia de mujeres se encuentran con los restos (óseos) de su tío se desencadena una serie de preguntas que, en el mejor de los casos, pueden responderse.

La casa de Argüello es un documental autobiográfico (tan frecuentes en el cine latinoamericano actual que podría tener su correlación en la “literatura del yo”, categoría vulnerable e insidiosa, con la que se nombran algunos textos recientes) en el que Valentina Llorens, hija de Fátima, nieta de Nelly y madre de Frida va en busca de una historia familiar atravesada por la política. En este recorrido que cruza lo íntimo con lo público, interesa sobre todo el rumbo extraño que toma la película. El comienzo, con un plano de su abuela, Nelly Ruiz de Llorens, una de las fundadoras del colectivo Madres de Plaza de Mayo sugiere un documental donde la nieta intentará recuperar la historia – terrible – de su abuela, sus pérdidas, sus encuentros, sus ausencias; sin embargo el documental cambia de foco alternadamente y por ende, este cambio de foco instaura una cambio de relato. Las mujeres de la familia, esas cuatro generaciones son protagonistas del documental generando cada una de ellas un relato que a la vez se engarza en una historia común. El modo en el que Valentina enhebra las palabras de su abuela, de su madre y de su hija es sutil y a la vez certero porque no solo las palabras cuentan sino que las imágenes (algunas de archivo) también narran en concordancia con lo discursivo.

En un momento de la película, frente a las preguntas de la nieta, Nelly dice que el lenguaje suele ser insuficiente, cómo contar la “desaparición” de un hijo; apelando a los alcances tal vez escasos de la palabra frente a situaciones de extrema crueldad, de injusticia nunca saldada. Fátima dice en algún momento “no desaparecidos”, “no apropiados” poniendo en juego esos códigos lingüísticos que se generan frente al horror con esa negación impune adelante como un sufijo maldito.

La casa de Argüello a la que hace referencia el título es la casa materna, esa casa que los abuelos habían elegido para vivir, fue dinamitada por fuerzas militares. Eso que ya no está, como los desaparecidos, como algunos recuerdos escurridizos de la abuela, como algunas cosas que la madre prefiere no contar, como el padre eternamente ausente; son los motores que ponen a andar el documental. Se busca aquello que no está, aquello que ha desaparecido, se hurga en la memoria que suele ser una usina no siempre fértil, se motorizan verdades empañadas de dolor y de lágrimas.

Valentina no sabe bien lo que busca, la deriva que se produce es más que interesante, busca en el modo en que la abuela se para frente a cámara, busca en la palabra materna, busca en los huesos encontrados de su tío, en las miradas esquivas y divertidas de su hija. Finalmente en este recorrido sabemos que Valentina se busca a ella misma, en los relatos ajenos, en los restos de la memoria privada que siempre se vuelve pública, en las casas y en los cuerpos dinamitados y desaparecidos; se busca y en esa calle encuentra un capital simbólico que le da algunas, solo algunas, herramientas para encontrar su identidad. Escarbar en la Historia es escarbar en los restos de la casa dinamitada y de ahí reconstruir esos relatos en un viaje doloroso, íntimo donde lo personal es político y la clausura no existe. Sabemos, las búsquedas siguen y con ellas las memorias se exponen y se actualizan; por suerte las búsquedas y las historias siguen visibles para aquellos que necesitamos verlas.

LA CASA DE ARGÜELLO
La casa de Argüello. Argentina, 2019.
Dirección: Valentina Llorens. Guión: Leonel D’Agostino. Edición: Alejandro Carrillo Penovi, Nicolás Toler. Dirección de Fotografía y Cámara: Santiago Melazzini. Co-Productor: Mariano Avellaneda. Productor Ejecutivo: Nicolás Batlle. Producción: Nicolás Batlle, Valentina Llorens, Luciano Quilici. Música: Lisete Martel, Matías Barberis. Diseño de sonido: Matías Barberis. Argentina, 2019.