La carpa invisible. Familia de circo

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Los circos no son sólo esas enormes carpas iluminadas con potentes reflectores, altos trapecios y variedad de animales, sino también son esos humildes lugares, al aire libre, en los que un grupo de entusiastas acróbatas y payasos se ubican para mostrar sus habilidades a cambio de unos pocos pesos dejados en una gorra. La familia de Los Magotes es uno de esos elencos trashumantes que recorre el país con el gran deseo de hacer felices a los espectadores. Pablo, director y maestro de ceremonias, es ciego y está acompañado en las funciones por su esposa Julieta, acróbata y payasa, y por sus hijos, que poseen la audacia de realizar las más inverosímiles acrobacias a gran altura.

Así, sobre la base del recorrido que ellos hacen por la zona de Aguas Verdes y por la barriada de Mataderos, el director Juan Imassi compuso un emotivo cuadro en el que esos queribles personajes no sólo muestran sus habilidades, sino también que, frente a una cámara quieta, relatan las vivencias que los llevaron a convertirse en hacedores de pruebas, bromas y malabares. Este documental se convierte, así, en una sencilla historia de pasión y de identificación que se sigue con una sonrisa y, también, con el ánimo dispuesto a insertarse en la vida de Pablo, quien siempre tiene una sonrisa a flor de labios, y de Julieta, animosa y gentil cuando relata historias que despiertan la curiosidad de sus oyentes.

El realizador supo imprimirle autenticidad a su film al seguir con ojo certero el camino de Los Magotes, felices en su pequeño mundo cotidiano.