La cárcel del fin del mundo

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

En el frío encierro

Presente y pasado se fusionan en este documental de la realizadora Lucía Vasallo, La cárcel del fin del mundo, que se instala en los recovecos y las grietas que ha dejado la historia de la ciudad de Ushuaia, lugar donde se construyó la cárcel en 1904 hasta 1947 cuando un decreto de Juan Domingo Perón la cerró definitivamente, en la que fueron confinados presidiarios de nombre, famosos asesinos: Cayetano Santos Godino, alias El Petiso Orejudo, Simón Radowitzky, responsable del asesinato del jefe de policía Ramón Falcón y Mateo Banks, entre otros.

El escaso material de archivo no fue un obstáculo en sí mismo para la directora argentina al haber encontrado el testimonio de pioneros del lugar en un noble ejercicio de memoria y recuerdos dispersos, que aportan un espacio distinto al relato, sumado a las fotografías que pudo recopilar y algunos elementos de la cárcel, donde las voces de los presidiarios de aquella época viaja en off desde el descubrimiento de algunas cartas o escritos que dejaron como único testimonio de su encierro, soledad y dolor, tras los muros y alejados de todo contacto con el mundo exterior.

Las palabras que piden prestado a la poesía algún rayo de luz para hablar de tanta oscuridad del alma y para el alma encierran en un pedido casi agónico el anhelo de libertad, pero más que eso deslizan en los grilletes de la impotencia la sensación de que la socialización y reinserción social no se vuelva una utopía de trasnochados o soñadores sino que se haga carne en el reflejo de un avance en el pensamiento que despoje la idea del estigma social y repudie pacíficamente la indiferencia ante determinados emergentes sociales, que aún hoy lamentablemente continúan portando el estigma más allá de sus conductas o aberrantes actos pasados y presentes merecedores de todo castigo o cuota disciplinaria adecuada y justa.

En ese sentido son elocuentes las palabras de uno de los confinados, José Berenguer, a modo de cierre para sintetizar conceptualmente el camino de búsqueda de la propia Lucía Vasallo, directora de fotografía egresada del Enerc en este interesante documental que recibió el premio Películas digitales 2010 del INCAA, al expresar que mientras siga habiendo lucha de clases, las cárceles van a ser un lugar de reclusión que no aspiren a la reinserción de presos, por lo cual se debe suprimir el régimen represivo en pos de la humanización.