La campana

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Casi sin leer el kit press (que tenía prolijamente guardado en mi agenda), fui a ver "La campana", esperando que me sorprendieran. De lo poco que sabía, alguien me había dicho: "es un drama de ciencia ficción"... Lo cual, a priori, me predispuso a ver algo alejado de lo tradicional (hay pocos ejemplos nacionales dentro de ese rango), así que fui a ver la ópera prima de Fredy Torres con sana curiosidad por lo que iba a presenciar. El film, si bien desparejo en varios aspectos, es un válido intento por explorar géneros poco transitados en nuestra filmografía y eso merece reconocimiento, más allá del resultado final.
La historia arranca en 1982, en los dias previos a la guerra de Malvinas. Estamos en el Puerto de Mar del Plata, y conocemos a un grupo pequeño de pescadores que trabaja bajo la dirección de su capitán, en un marco de clara austeridad. Nada sobra. Juan (Jorge Nolasco), un recio hombre de mar, está tentado de irse mar adentro, fantasea con que lejos de la costa, hay más pesca. Américo (Lito Cruz), viejo lobo de mar que mata el tiempo en un bar cercano, le advierte sobre los peligros de abandonar la costa, pero nuestro protagonista, no está convencido de dejar su idea. A punto de salir a la actividad, el capitán de su embarcación se siente mal, y eso presagia lo peor: se muere, no sin antes hacerle prometer que cuidará a su hija, Laura (Rocío Pavón) en su ausencia.
Ella es una niña que está transformándose en mujer. Sola, queda unida a la suerte de Juan, quien tendrá que sostener económicamente el negocio, ahora que el dueño del bote ya no está.
La falta de pesca va empujando al protagonista a pensar la idea de adentrarse en el mar para aumentar sus chances de conseguir producto, idea resistida por Américo y el grupo de amigos pescadores con los que se reunen siempre en ese bar cercano al puerto. Paralelamente, la crisis política de ese año deriva en la invasión a las islas Malvinas, con lo que comienzan a aparecer divisiones entre los diferentes miembros del grupo. Juan trata de resolver el problema probando la opción no recomendada y comienza a poner en peligro su futuro y el de la gente que lo rodea cuando decide ir hacia el peligro. Al parecer, hay una "campana" en el mar que aisla del tiempo a quienes caen en ella y los retiene, de manera que cuando ellos salen, las cosas ya no son iguales en el mundo que dejaron atrás. Si este pescador cayera en ella, el universo de muchos se derrumbaría bajo sus pies...
La película muestra una clara alegoría con los olvidados, perdidos, desaparecidos... En este caso es el mar pero, la memoria es algo que nos cuesta como pueblo. Torres juega con esos elementos (presta especial atención a los detalles históricos y los funde con la trama) y nunca pierde el norte, su brújula marítima funciona bien y logra dotar del espíritu correcto a gran parte de su elenco, apuntalando la juventud de Pavón, quien logra dar con el perfil exacto requerido para el rol. El resto del cast sigue el ritmo que impone Nolasco, quien también bucea siempre en la dirección correcta. Su Juan es intenso, noble, generoso y llena la pantalla sin altibajos. Dentro de los secundarios, en papeles breves, también se las ve bien (en todo sentido) a Mónica Ayos y María Fernanda Callejón. En general, el elenco ofrece actuaciones convincentes y llevan adelante el film sin problemas.

Pero no todas son rosas. El guión tiende a resolver algunas cuestiones (como el paso del tiempo, los momentos previos a un evento, etc) con recursos demasiado simples (mucha imágen innecesaria del mar). Tampoco explora con fuerza la sexualidad que el film exhuda durante algunos fragmentos (por ejemplo cuando Laura despliega su encanto promediando la historia) ni dedica un espacio más prolongado para mostrar algunos eventos que son centrales (lo que sucede en el cierre, por ejemplo), estos tienen pocos minutos en pantalla y el relato se resiente aunque no deja de intentar sostenerse a flote incluso cuando la mare viene alta y ventosa. Se entiende que el guión apuntaba a formular un recorrido que retroalimentara dos puntas complementarias, pero de a ratos, eso se queda en enunciados demasiado simples para la complejidad de lo que se trata (está bien el paralelismo pero quizás un nivel más de profundización hubiese subrayado el carácter de la película).
Más allá de eso, este trabajo se presenta como un buen primer paso de Torres como cineasta, recordemos que es un experimentado en documentales y cortos.
No es un producto enteramente redondo, pero si tiene valores que hay que respetar y darles su justa dimensión. Aprobada, con lo justo, pero pulgar arriba para "La campana" en su búsqueda por no perderse en alta mar...