La bicicleta verde

Crítica de Darío Cáceres - A Sala Llena

La bicicleta rebelde.

Haifaa Al-Mansour, de 39 años, es una mujer nacida en Arabia Saudita que se dedica a la dirección de cine. Parecería un dato informativo más, pero no lo es. Su primer largometraje, La Bicicleta Verde (Wadjda, 2012) tiene la particularidad de ser el primer filme realizado por una directora en este país. Logro que toma total dimensión cuando se lo analiza junto a aquella cultura y además teniendo en cuenta que no hace tantos años atrás las salas de cine estaban completamente prohibidas allí.

La historia que nos cuenta es pequeña, simple, fácil de entender y entretenida en ciertos aspectos. Por otro lado, la directora ofrece también una mirada crítica a la sociedad conservadora de la cual forma parte, haciendo especial acento en el rol de la mujer, tanto en su niñez como en su etapa de madurez. Esto le valió varias críticas locales muy fuertes, sin embargo el reconocimiento a nivel mundial no tardó en llegar.

La Bicicleta Verde nos introduce en la vida de Wadjda (Waad Mohammed), una inteligente niña de 10 años que desea con todo fervor comprarse una bicicleta verde que ha llegado hace unos instantes a una tienda de su ciudad. El uso de este medio de transporte es monopolio del hombre y no es bien visto que una mujer lo utilice. Pero a la pequeña no le preocupa su cultura, ni tampoco acata las palabras de su madre (Reem Abdullah), quien encuentra en el deseo de su hija algo totalmente indigno, capaz de hacerle perder su buena condición de mujer e incluso su santa virginidad.

Wadjda entonces comenzará su carrera por conseguir su objetivo. Para ello tratará de obtener dinero de diversas formas. Trabaja preparando pulseras que las vende a sus compañeras y realiza favores a cambio de dinero, como la entrega de cartas de amor entre adolescentes. Todo siempre al margen de las buenas costumbres y lo permitido, lo cual muchas veces la coloca en una grave situación de riesgo.

La autoridad a la que más teme y respeta está representada en la imagen de la directora de su colegio, Ms. Hussa (Ahd): "la voz de una mujer es su desnudez", le dice con tono amenazante para amedrentarla. La pequeña es acompañada en su camino por su vecino Addulah (Abdullrai Iman Algohani), que en cierta forma la alienta a continuar con su difícil empresa e incluso le presta su bicicleta para que comience a aprender.

Haifaa Al-Mansour no podrá evitar que se lea su filme en términos de una crítica al rol de la mujer en la sociedad. Duramente reprimida y limitada en sus actividades, el papel de la madre de Wadjda simboliza esa noción. Una mujer sin perspectivas mayores, completamente sumisa a un marido que nunca está en la casa; una madre que expresa su tristeza cuando se encierra sola en su casa para llorar. Esa angustia acumulada muchas veces se trasladará a su pequeña hija en forma de retos y prohibiciones.

La Bicicleta Verde es una historia de rebeldía inocente. El amor y la valentía son valores que se expresan en esta obra. Wadjda es su exponente máximo. Sin ellos no podría ni siquiera haberse animado a tratar de conseguir sus objetivos, colocando al coraje y el esfuerzo como motor del alma y escudo que protege de lo imposible. Más allá de vestir jeans, usar zapatillas y escuchar "canciones satánicas" -tal como le dice su madre- Wadjda representa la oportunidad de, a través de pequeñas luchas, plantearse una oportunidad para pensar y reflexionar acerca del orden establecido de las cosas.