La biblioteca de los libros olvidados

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

avid Foenkinos se ha convertido en un notable éxito editorial en Francia: sus novelas, que retratan como nadie el mundo de los que ya han pasado largamente los cuarenta, sus frustraciones, sus amores, sus decepciones, el devenir profesional y algún tinte existencialista tienen, por momentos una narrativa tan veloz, que rápidamente se han convertido en un material, fácilmente adaptable para el cine. Así, entre otros de sus trabajos, llegaron a la pantalla grande de la mano de Jean Paul-Rouve “Los recuerdos” y “Lola y sus hermanos”, junto a su hermano escribe y dirige “Algo Celosa–Jealuose” pero indudablemente su novela más famosa y su película más reconocida ha sido “La delicadeza” con protagónicos de Audrey Tautou y François Damiens y con el propio Foenkinos detrás de cámara.
En “LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS”, David Foenkinos se aparta de sus personajes convencionales para plantear una novela de misterio dentro del mundo editorial. Claramente, es un mundo que él conoce profundamente y por lo tanto dentro del tono de comedia, también habrá lugar para que con su humor siempre irónico, pueda plantearse cómo surge en este mercado tan competitivo, ese objeto muchas veces tan difícil de lograr, ese milagro de la industria llamado best-seller.
En la novela, la protagonista es Daphné, una joven editora que se dedica a descubrir talentos dentro de la nueva narrativa contemporánea y que ha podido cerrar contratos dentro de su editorial con plumas desconocidas que han logrado tener una destacada trayectoria de ventas y se convirtieron en verdaderos sucesos editoriales. Tomándose un descanso con su novio, en un pequeño pueblito casi olvidado de la Bretaña francesa, descubre en uno de sus paseos, una biblioteca en donde se guardan todos aquellos libros por los que ninguna editorial ha tenido ningún interés, libros completamente rechazados que se guardarán en sus estantes esperando que alguien los descubra, en ese lugar tan particular celosamente cuidado por una particular bibliotecaria.
Allí, en esa biblioteca de libros abandonados, Daphné, con su particular olfato para encontrar diamantes en bruto, descubrirá una novela magistral escrita por Henri Pick, quien ha tenido la pizzería más famosa del pueblo y que ha fallecido hace ya dos años, llevándose el secreto de su novela a la tumba.
Lo que se transforma en un impresionante boom editorial contrasta totalmente con la vida que llevaba Pick, hasta su propia viuda lo describirá como un hombre que jamás había leído un libro.
El texto parece ser notable pero el suceso que logra la novela, combinado con la figura del “escritor fantasma” se convierten en un verdadero boom y Jean-Michel Rouche, crítico literario al frente de un famoso programa televisivo se obstinará profundamente con el revés de la trama y junto con la hija de Pick, Josephine, se embarcará en un viaje a la Bretaña para desentrañar el misterio detrás de la novela.
​Con este material Rémi Bezançon (“El primer día del resto de tu vida” “Un feliz acontecimiento”) más habituado a la comedia costumbrista, tiene la difícil tarea de adaptar una novela sumamente creativa desde lo literario pero para quienes conozcan el universo de Foenkinos, percibirán más rápidamente que no logra dar en la tecla. La novela, tras este aire de misterio “blanco” al estilo de Agatha Christie, pone su acento en la crítica al mundo editorial y cómo ciertas tendencias de mercado generan productos exitosos que se convierten en fenómenos de la mañana a la noche.
Toda esta segunda lectura se pierde casi por completo en el filme de Bezançon más preocupado porque la comedia simpática funcione y depositando en el personaje del crítico literario a cargo de un gran actor todo terreno como Fabrice Luchini (que participó en producciones con grandes directores, como “Potiche” y “En la casa” de François Ozon “La Bahía” de Bruno Dumont y nominado varias veces al premio César), prácticamente todo el peso del resultado de la película sobre sus hombros.
Su histrionismo para la comedia y la química que logra con Josephine (Camille Cottin), son el punto más alto que logra “LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS OLVIDADOS” que con guion del propio Bezançon, tendrá que sortear severos problemas frente a un casting que no termina de funcionar.
Por fuera de la historia de Josephine y el crítico, la figura de la editora y su pareja -con una demasiado joven Alice Isaaz que no logra dar en ningún momento con el temple de la magnética Daphné-, que son centrales en el desarrollo de la trama, se delinean de una forma demasiado débil y la historia se desequilibra de forma tal que en algún momento, la película parece “olvidarlos”, hasta retomar su historia en el tramo final.
Si bien el ritmo es entretenido y el protagónico de Luchini es siempre rendidor, la trasposición a la pantalla del texto del Foenkinos, queda muy lejos de la mirada que se pretende sobre el mundo de los editores y las editoriales, del poder de los medios para fabricar un éxito y de lo snob que puede ser el mundo de las artes cuando se lo propone. Nada de eso aparece en la adaptación de Bezançon que apenas cumple con la receta de un correcto entretenimiento.