La bella y la bestia

Crítica de Marisa Cariolo - Loco x el Cine

El clásico cuento de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont que ha tenido numerosas versiones tanto cinematográficas como televisivas parece vestirse de negro y tomar una densidad hasta el día de hoy nunca vista. La apuesta realizada por su director Christophe Gans es tan osada que en si misma merece el elogio. La historia que ya conocemos de la bella doncella que enamora de su carcelero ( algo así como una encarnación del sindrome de Estocolmo versión fantástica) se reinventa mostrando a una bella algo caprichosa y a una bestia que no lo es tanto.

Léa Seydoux encarna a Bella la hija de ese mercader caído en desgracia que por llevarle una flor de recuerdo de su viaje se ve condenado a morir o a entregarla a una demandante bestia. Allí se encamina la joven, decidida a intercambiar la vida por la de su progenitor.En ese palacio la espera la bestia para vestirla con las mejores galas y brindarle los más opulentos banquetes. Sin embargo el amor no nace inmediatamente entre los protagonistas y esto si es un rasgo interesante de esta apuesta.

La fotografía preciosista y el diseño de vestuario son admirables (más aun sabiendo que no estamos en presencia de un producto de Hollywood) y las escenas que transcurren dentro del castillo son de una fuerza visual impactante como gran parte de la obra del director.

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A traves de un correcto uso del recurso del flashback podremos conocer la historia de la bestia y ese será también un elemento distintivo en el enfoque que Gans le da a la historia de amor. Vincent Cassel será el encargado de interpretar a la bestia aún antes de serlo y sumergirnos así en una trama tal vez hasta más interesante que la de su romance con la joven Bella.

Dueña de una impronta propia y una fuerte identidad visual esta nueva versión del clásico nos regala algo así como un revisionismo mágico donde el artificio digital es puesto al servicio del relato para brindarnos una historia fantástica que poco tiene que ver con los cuentos para ir a dormir.Sin lugar a dudas es un film que debe disfrutarse en el cine, una experiencia sensorial y narrativa distinta que viene a renovar los aires de tantas reversiones fallidas de cuentos clásicos.