La Bella y la Bestia

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Un clásico renovado

"La Bella y la Bestia" es una adaptación de acción real de la película animada, que revive a los queridos personajes del cuento de Disney para una audiencia contemporánea. Una correcta superproducción para toda la familia, los nostálgicos y los eternos románticos.

El mundo de fantasía de Disney quiso materializar la famosa historia de “La Bella y La Bestia” sin que el relato perdiera magia. Un romance imbatible, que va en contra de las apariencias, fue el favorito de los niños allá lejísimo en 1991. El éxito se transformó en clásico y Bella fue una de las princesas más queridas, por lo que la expectativa no sólo es infantil, sino de aquellos que se emocionaron con la versión animada y hoy quieren revivir esa infancia, ese amor inocente, esa historia inolvidable. La nueva versión no modifica, en general, a la original, pero sí se diferencia de todos los otros filmes de Disney por ser la primera que muestra un personaje abiertamente homosexual.

Bella (Emma Watson) vive en una aldea junto a su padre Maurice (Kevin Kline), quien se pierde en el bosque y al ser atacado por lobos busca refugio en un palacio en apariencia abandonado, donde habita Bestia (Dan Stevens). Por ser un intruso, el príncipe lo encierra y por ello su hija corre a buscarlo. Cuando lo encuentra en un calabozo, le propone al dueño del castillo un intercambio y ella decide quedarse tras las rejas y bajo su dominio. Aparecerán los famosos Din- Don, Lumiere, la Sra. Potts y su hijo, Fifi, Madame Garderobe, y algunos personajes nuevos, como el piano Cadenza, como los objetos animados (no se menciona a los actores porque es divertida la sorpresa al final) que ayudarán a romper el hechizo que los mantiene en esa forma: si alguien puede enamorarse de Bestia más allá de su apariencia antes de que caiga el último pétalo de una rosa que dejó aquella bruja que lo hechizó, el encanto se acabará.

Algunos aportes

La remake sólo agrega algunas escenas y amplifica las ya famosas, por lo que el metraje sobrepasa las dos horas de duración, y algunas secuencias serán calcadas de la versión animada, como la de baile y algunos musicales. Con respecto a las partes cantadas, pueden resultar un poco excesivas, aunque no por ello menos disfrutables. “La Bella y la Bestia” es una correcta superproducción para toda la familia, los nostálgicos y los eternos románticos. Aire fresco para un clásico en el que se mantendrá la mística, esta vez en carne, efectos especiales y hueso.