La audición

Crítica de Adrián Monserrat - EscribiendoCine

Thriller psicológico alemán

Una profesora de música se obsesiona con el aprendizaje de un alumno y llega hasta límites insospechados de su propia salud mental.

Terence Fletcher, el recordado villano interpretado por J. K. Simmons en Whiplash: música y obsesión (Whiplash, 2014), se convirtió en uno de los profesores de música más temidos de la historia del cine. Damien Chazelle retrata de una manera visceral el sufrimiento de Andrew Neiman en las clases de Fletcher. Hay escenas violentas pero que a la vez resultan memorables. Hay padecimiento. Hay desesperanza. Y hay, por sobre todas las cosas, una sobre exigencia capaz de brotar sangre de las manos. Sin embargo, toda esta historia está contada desde un solo ángulo. Es el personaje de Miles Teller quien protagoniza la narrativa.

Fletcher queda a un lado, se ubica como el antagonista, y conocemos poco y nada. No sabemos si sufre, si lo padece o si todo esto le generó algún trastorno psicológico. Incluso no sabemos nada de sus vínculos. Ansiando que alguna vez Chazelle se apiade de nosotros y nos cuente más de Fletcher en un soñado spin off, llega La Audición (The audition, 2019) para decorarnos este vacío existencial y contarnos una historia similar, pero con el ojo puesto en la profesora y todo lo que genera en su vida este comportamiento obsesivo.

Anna, interpretada por Nina Hoss (Barbara), enseña violín en un instituto de Berlín. Pese a la opinión de otros docentes, la profesora aprueba el ingreso de Alexander, un niño con un deslumbrante talento. A medida que pasan las clases, su nivel de dedicación y exigencia comienza a crecer, llegando a niveles muy peligrosos. Esto despierta los celos de su hijo de diez años y, al mismo tiempo, su matrimonio se desmorona. Sin embargo, Anna está convencida en llevar a Alexander a lo más alto. La obsesión por esto coloca a la profesora en un camino resbaladizo.

Luego de Der Architekt (2008), la directora alemana Ina Weisse nos regala con La audición una película satisfactoria contada con ese indiscutido sello intelectual del cine europeo. Un largometraje que utiliza a las sutilezas para armar los conflictos. Weisse carga la obra en su protagonistay, con calma, a través de un ritmo pausado, nos embarca en los conflictos vinculares de esta profesora. Una obsesión capaz de destruir mundos, tanto internos como externos.

Ideal para todos aquellos que enseñan, La audición se coloca en esa clase de películas donde el vínculo profesor/alumno se desborda. A la ya mencionada Whiplash: música y obsesión le podemos sumar la galardonada El cisne negro (Black Swan, 2010) como aquellas obras que nos dieron su mirada sobre la obsesión de un docente y lo que esto genera en el alumno. Con la llegada de este film alemán celebramos la aparición de los relatos que nos dan otro punto de vista de la situación y que toman como protagonistas a los Fletcher de la educación.