La aparición

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Tan anodina como previsible

Que buena parte de la maquinaria de Hollywood se sustenta en el reciclaje de ideas ya probadas con éxito es algo a esta altura bastante sabido. Que, en ese contexto, el género de terror es el que más tiende a repetir recetas tampoco es una gran novedad. Pero, aun sabiendo de esas tendencias (limitaciones), cuesta entender cómo de vez en cuando se hacen en la industria más importante del mundo productos tan pobres, sin una mínima capacidad de sorpresa, como La aparición .

Basta leer una breve sinopsis o ver el trailer para darse cuenta de que estamos en el mismo universo del cine de fantasmas y casas embrujadas que tanto transitó en los últimos tiempos el j-horror (el terror japonés) y, a escala mundial, la franquicia de Actividad paranormal , clara "inspiradora" de esta poco auspiciosa ópera prima del guionista y director Todd Lincoln.

En sus escasos -y a la vez "largos"- 82 minutos (menos si se descuentan los créditos finales), La aparición tarda mucho en arrancar (en verdad, puede decirse que no arranca nunca). Hay dos prólogos uno ambientado en 1973 y otro más reciente- sobre experimentos parapsicológicos grabados en Súper 8 y en video. Luego veremos cómo una parejita de jóvenes carilindos que vive en un suburbio gris de casas bajas en medio de la nada (grandes extensiones desérticas y enormes centros comerciales semiabandonados) comienza a percibir movimientos, situaciones y ruidos extraños en su nuevo hogar: puertas que se abren por las noches, muebles que cambian de lugar, crecientes manchas de humedad en las paredes, un perro que muere... y así.

La narración es tan anodina y previsible como la vida en ese barrio casi deshabitado. Y, de golpe, nos encontramos muy cerca del final, cuando todo se desborda y explota, sin que el espectador entienda (ni le interese) qué pasó y por qué.

La creación de climas (supuestamente de suspenso), las actuaciones, los personajes principales y secundarios, y hasta las irrupciones de los golpes de efectos propios del terror más elemental para impactar y provocar miedo se ubican, aquí, por debajo de la media (ya bastante baja) de un género que, salvo excepciones, no se caracteriza por su creatividad. Así, entre tantas películas de horror impersonales pero eficaces, La aparición resulta también impersonal pero... decididamente ineficaz.