La abeja Maya

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

La abeja Maya regresa aggiornada

Los tiempos cambian, y las abejas también. Dicen que Maya nació en 1912 en un libro para niños sólo con fines educativos. O sea, para enseñar a los infantes no sólo las maravillas de la naturaleza, sino también el valor del trabajo en grupo, la vida en comunidad, la obediencia, la valentía, el sacrificio, el desprecio a los zánganos y la desconfianza ante los seres extraños.

Su autor era el viajero alemán Waldemar Bonsels, que después escribió una continuación, "Himmelsvolk" (La gente del cielo, 1915), y una película con insectos reales, en 1926, por todo lo cual críticos modernos lo acusaron de nazi. Vaya uno a saber. De todos modos, para nosotros Maya hay una sola: la del dibujito televisivo nipo-austríaco-germano de 1975 realizado por los estudios Zuiyo para la ZDF, que mantiene y subraya el carácter original alegre, curioso, medio desobediente, de la nena, y cambia eso de desconfiar de los extraños. Ella hace amistad con todo el mundo.

Y así sigue en este siglo, tanto en la serie que la empresa francesa Studio 100 Animation lanzó en 2012, con motivo del centenario como en el dibujo germano-australiano en 3D que ahora vemos. Lindo dibujo, hecho principalmente por un tal Alexs Stadermann (así, como Alexis pero sin la i), que luego de trabajar en diversos lados sentó cabeza en la Flying Barks Productions del país de los canguros. Será por eso que ahora los personajes andan a los saltos. Peor todavía: a diferencia de la recordada serie, la nueva versión está llena de animalitos nerviosos, acelerados, dispuestos para la pelea campal con los avispones, y movidos por una consejera real ambiciosa y complotadora. Párrafo aparte, la abeja reina con pinta de abuela, muy indicada para una propaganda de jalea real.