Kung Fu Panda 3

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Difícil la tarea de los estudios Dreamworks Animation, animarse a pelearle de igual a igual al hasta ese momento único gran monstruo de la animación hollywoodense, Disney. Con su primera producción ya se la vio en figurines frente a la retrasada segunda película de Disney/Pixar, y para colmo, las dos películas – Antz y Bichos – se presentaban llamativamente similares.
Recién pareció aventajar a la empresa del ratón cuando encontró la “originalidad” de burlarse de todos los clichés de cuentos de hada de la vereda de en frente. Shrek fue un éxito increíble, y durante varios años se convirtió en la fórmula tranquila del éxito para este grupo.
Para los detractores de ese estilo (entre los que debo confesar que me incluyo), recién se volvió a ver algo de chispa original con su estreno de 2010, Cómo entrenar a tu dragón; y de ahí en más parecía que el cambio favorable iba viento en popa.
Entonces, lo primero que hay que dejar en claro frente a Kung Fu Panda 3, es que se trata de una vuelta a esa zona de confort para la gente de Dreamworks (luego, es cierto, de algunos títulos que no funcionaron del todo bien en taquilla). Aun para quienes celebran esta marca de humor físico, ligero, los guiños exclusivos para los adultos, y las referencias a la cultura pop, esta tercera entrada en la saga ofrece la comodidad de un lugar ya conocido.
El guerrero ninja panda Po, parece haber cumplido todos los retos para cumplir con su destino en el Kung Fu. Pero desde la primera escena sabemos que se avecina una nueva amenaza, el legendario Kai desea instalarse en el trono en base a robarle la energía vital (Chi) a cada uno de los guerreros desde tiempos ancestrales; y ahora ha despertado para completar su misión.
Por un lado, Po recibe la encomienda por parte de Shifu para ser el nuevo maestro de Kung Fu, y además deberá descubrir su propio Chi para enfrentar al nuevo malvado que captura la energía en forma de piedras de jade y las utiliza como una suerte de guerreros zombies a su antojo.
Para esto, Po deberá iniciar un camino de introspección, descubriendo quién es realmente. Casualmente con la ayuda de su reaparecido padre biológico, que lo conducirá a la perdida ciudad panda.
Si todo esto parece complejo, en la práctica no lo es; es más un armado para presentar algunos personajes nuevos y colocar a los ya conocidos de nuevo en acción.
Po ya realizó caminos de auto descubrimiento tanto en la original como en la primera secuela. Tampoco se innova desde la presentación de personajes o conflictos. Pese a lo que uno podría suponer desde el afiche, no hay ni un interés romántico (con un personaje femenino extrañamente desaprovechado) y por lo tanto menos aún, la posibilidad de que nuestro protagonista se enfrente a la paternidad.
Con las voces en el original de Jack Black, J.K. Simmons, Angelina Jolie, Bryan Cranston, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Lucy Liu, Seth Rogen, David Cross, y Kate Hudson, entre otros. La propuesta de esta tercera entrega, como era de esperarse, retoma esa idea de un film que bien podría ser el de sus intérpretes humanos. Con slapsticks constantes, diálogos ligeros, gesticulaciones exageradas en los animales antropomórficos, y conflictos típicos de cualquier comedia norteamericana promedio (como los celos del padre adoptivo frente al biológico).
¿Kung Fu Panda 3 es entretenida? Por supuesto, no da momento para aburrirse, pero también huele a una fórmula ya probada. Los chicos se reirán y divertirán, se excitaran con las peleas, y hay más personajes para querer comprar muñequitos. Los adultos, a los que se les ofrece varias humaradas para su exclusividad, notarán que no hay desafío.
De animación pulcra y utilización del 3D correcta aunque falta de impacto, Kung Fu Panda 3 es un producto correcto y probado en su efectividad. En la carrera de Dreamworks pareciera ser algo así como un retroceso.