Kung Fu Panda 2

Crítica de Orlando Verna - La Capital

Ya el filme original asentaba su atractivo, claro, en los dibujos animados de la factoría Disney, pero por sobre todo en los valores que transmitía. No fue sólo una película más para chicos. “Kung Fu Panda” tuvo la capacidad de enseñar la importancia de no dejarse vencer por las adversidades, la discriminación y la rutina. Se trató de un oso que, de buenas a nuevas, se convertía en un héroe luego de pasar su vida siendo el mozo de la taberna de su padre, un ganso. La segunda parte retoma esas ideas, las supone en un marco místico, en otro histórico (en tiempos del descubrimiento de la pólvora), imprimiéndole una vertiginosidad inusitada (a lo Bruce Lee) y un marcado sentimentalismo.
En la 2, el panda en cuestión ya es el Guerrero Dragón que deberá detener a Shen, un pavo real que quiere dominar China y para eso ha sabido manipular la pólvora, inventando cañones de alto poder de destrucción.
En la cruzada, Po, como se llama el panda, cuenta con la ayuda de los maestros del kun fu, Tigresa, Mantis, Víbora, Mono y Grulla. Pero todo es en vano cuando el oso se desconcentra debido a los más crueles recuerdos de su niñez. Sus padres lo abandonaron y fue a parar a manos del Sr. Ping, su padre adoptivo.
En ese marco de emociones profundas, el maestro Shifu le enseña a Po que el secreto de su arte marcial está en la paz interior. La misma que utilizará el oso para enfrentar a su enemigo y la que dejará a China fuera del alcance del malévolo pavo.
A esta trama, que se ubica en la Antigüedad y tiene reminiscencias de horóscopo chino, se le suman dos grandes secuencias de lucha que quizás estén armadas demasiado vertiginosamente, aunque sea esa la sal de la aventura.
De todas maneras, "Kung Fu Panda 2" es una película entretenida, divertida, si se quiere educativa, que devuelve al oso de anteojos a la pantalla con un relato encapsulado en una historia determinada. Como si fuese un capítulo de una serie, lo que estaría a grosso modo confirmando que a esta segunda parte le seguirá una tercera y así sucesivamente hasta ir a parar a la televisión.