Kubo y la búsqueda samurai

Crítica de Facundo Vallejos Yunes - Tiempo de Pochoclos

Kubo y la Búsqueda Samurái es la nueva película animada con la impresionante técnica de stop-motion que nos tiene ya acostumbrados la productora Laika, quienes fueron responsables de Coraline (2009), ParaNorman (2012) y Los Boxtrolls (2014). Es el debut del CEO de Laika, Travis Knight, como director y se puede decir que empezó con el pie derecho. Para los que no conocen, la técnica de stop-motion consiste en aparentar movimiento a través de una serie de imágenes sucesivas. Los objetos que se fotografían son estáticos, de diferentes materiales (papel, plastilina, cartón, etc.) y suelen ser a tamaño escala.

Esta película animada de más de una hora cuarenta de duración, que puede ser uno de los únicos puntos que le puede jugar en contra, cuenta la historia de Kubo (Art Parkinson), un niño con la capacidad de poder realizar origamis mágicos con solo tocar su guitarra shamisen, que se adentrará en una gran aventura junto con Mono (Charlize Theron) y Escarabajo (Matthew McConaughey) para poder conseguir las piezas de una poderosa armadura samurái y así poder vencer al malvado Rey de la Luna (Ralph Fiennes). Esta historia del recorrido del héroe, que es más que conocida, tiene por detrás un mensaje simple, pero valioso, que las memorias y recuerdos de los que más queremos es una de las “magias” más poderosas que tenemos y a veces no las vemos cuando se encuentran a simple vista.

Con una dirección de arte impecable, esta película nos transporta a un antiguo Japón lleno de paisajes naturales plagado de referencias folclóricas y culturales de esa nación. La paleta de colores refleja los diferentes estados por los que va atravesando Kubo y sus amigos, que acompañan perfectamente el clima emocional de las escenas y complementan los variados escenarios por los que recorren. De esta manera, al ser stop-motion, las texturas son más visibles y hay momentos en el que uno no puede distinguir qué es real y qué fue realizado por animación digital (cómo los fondos) y eso es algo que suma mucho. Asimismo, el recurso del origami está muy bien utilizado y las diferentes formas que se crean son todo un arte de ver. También, cabe destacar los créditos finales, que se encuentran animados de manera tradicional en dos dimensiones y los dibujos se notan que están inspirados por el estilo de animación japonés de acuarelas y pinceles.

Laika ya tiene historial de haber presentado historias animadas que tocan temas bastantes oscuros y que otras compañías como Illumination o Disney no se adentran, y Kubo no se queda atrás, al tocar temas como la muerte y el más allá, como parte del ciclo de la vida. Además, sus villanos dan miedo de verdad, como por ejemplo las Hermanas (Rooney Mara), que tienen un diseño oscuro y sombrío que se completan con unas máscaras que son reminiscentes a las de Guy Fawkes, que se hicieron famosas en la película V de Venganza (James McTeigue, 2006).

En referencia a la música, compuesta por el italiano ganador de un Oscar, Dario Marianelli (V de Venganza, Los Boxtrolls) se acopla perfectamente a la película, ya que la misma acompaña perfectamente las escenas de acción, como así también las que tienen más peso dramático, todo atravesado con diferentes instrumentos japoneses que terminan de cerrar este espectáculo audiovisual inspirado en la cultura japonesa.

En conclusión, Kubo es una hermosa producción de animación que no defraudará a grandes y chicos y seguramente estará dentro de las posibles nominadas al Oscar de este año.