Krampus

Crítica de Joaquín Weiss - CineFreaks

Entre el terror y la comedia navideña

Con un comienzo en tono de comedia típica estadounidense navideña, y apoyado por la presencia de David Koechner, de a poco la historia de Gurss Von Krampus va apoderándose de la película y tornando las escenas en tensión, seguidas por el terror.

Cuando Max, el niño que interpreta Emjay Anthony, se enoja con su familia por distintas peleas que tienen entre sus miembros, deja que desaparezca su espíritu navideño y, sin quererlo, invoca la ira del Krampus, antítesis de San Nicolas.

Con muy buenas actuaciones, que demuestran que Adam Scott está para más y pide a gritos protagonizar una buena película, el director Michael Dougherty logra imponer la tensión necesaria en cada escena, manteniedola durante toda la película. Toni Collette y Alison Tolman también suman mucho en sus papeles. El rol de David Koechner y Conchata Ferrell queda relegado a sumar la comedia en algunas escenas sin lograr salirse de otros personajes que han hecho, como Berta de Two and a Half Men.

La música ayuda mucho a crear un ambiente, que combina de forma ambigua, los típicos sonidos navideños, con el terror que se adueña de la cinta a medida que corren los minutos. Acompañado de una lograda iluminación, se le da un tono lúgubre y frío, incluso a las desesperadas compras de regalos de último momento.

Uno de los puntos más altos de la película es que logra encarnar un mito tan antiguo y complejo de una forma completa y precisa, incluso jugandose con primeros planos muy bien logrados del Krampus. Los rostros de los elfos, en cambio, dejan bastante que desear, siendo notoria la rigidez de las caretas.

El mayor problema para el espectador es que más allá de la tensión lograda en la sala, todas las escenas son bastante predecibles. Mientras la sala espera atentamente ver qué va a pasar, su mente se adelanta revelando lo que terminará por suceder.