Kong: La isla calavera

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

La isla de las tinieblas

Habría que pensar en Indiana Jones, de paseo por un Jurassic Park dirigido por Kurtz, de "El corazón de las tinieblas". Pero también en Godzilla, en Spielberg y en Coppola y "Apocalipsis Now". Las referencias en "Kong: la isla Calavera" a todos ellos son múltiples, desde el afiche, casi calcado del clásico que protagonizó Marlon Brando. Y sobre todo a Joseph Conrad.

El personaje protagónico, a cargo de Tom Hiddleston, se llama James Conrad y el de John Reilly, se llama Jack Marlow, muy parecido Marlowe, el narrador de la novela. Preston Packard, el personaje de Samuel Jackson recuerda al desquiciado Kurtz. Todo esto en medio de una historia que arranca con una secuencia en la Segunda Guerra Mundial y da un salto temporal hasta los 70, en plena Guerra de Vietnam, el mismo contexto de "Apocalipsis Now", que tomó como base "El corazón de las tinieblas".

   Por lo demás, "Kong", con todas sus referencias, es en esencia un entretenimiento muy bien narrado con una deslumbrante recreación técnica de gigantescas criaturas monstruosas y carnívoras y mucha acción, algo de humor, otro poco de emoción, actuaciones desparejas y muchísimo trabajo de posproducción.

La trama cambia la selva africana de Conrad por una isla desconocida del Pacífico. El día antes de la finalización de la Guerra de Vietnam, un grupo de militares es enviado allí junto a científicos y civiles -todos interpretados por un grupo muy políticamente correcto de actores latinos, asiáticos, negros y blancos- como parte de una supuesta misión científica en el contexto de la Guerra Fría. Hasta allí los guía un oscuro personaje que lo primero que hace es bombardear la isla, y como era de esperar, desata la ira de Kong.