Kong: La isla calavera

Crítica de Diego Alvarez - Cuatro Bastardos

Kong-Skull Island: La Tierra que el Tiempo olvidó.
Regresa el Rey de Reyes. El más grande entre los grandes. Llega Kong, renovado y con mucho de clásico a cuestas.
El estreno de Godzilla (2014) era la antesala a y el puntapié inicial a algo mayor. algo de escalas épicas llamada Monsterverse. Y como era de esperarse, el próximo gran monstruo cinematográfico a revisitar era el gorila gigante Kong. Sin el “King” de prefijo, ya que en Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island, 2017) vemos a un simio gigante mucho antes de que lo descubriera un cineasta megalómano y lo llevara a la NY. No, aquí lo vemos como un Dios en todo su esplendor en su tierra, retraído y benevolente tanto como implacable con sus enemigos. Este film funciona como precuela de la cinta de 1933, pero ambientada en la década del 70.
Un grupo de científicos se embarca en una aventura hacia una isla desconocida, con el pretexto de hacer un mapa geológico, aunque en realidad lo que quieren es ratificar su teoría de que “los monstruos existen”.
El director Jordan Vogt-Roberts nos lleva a un viaje por los sentidos, con una fotografía impresionante que destaca tanto la figura del simio gigante y todos los bichos enormes de la isla, tanto como los atardeceres, las panorámicas y todo lo que abunda en la espesa selva en una combinación estética sublime. Tampoco la acción tarda en llegar, aunque el film decae un poco a la mitad, las dos horas de metraje son bastantes llevaderas.
Los homenajes en Kong: Skull Island abundan desde planos calcados a Westworld (1973) u Holocausto Canibal (Cannibal Holocaust, 1980), pero donde radica el elemento predominante es en la estética y el mensaje antibélico de Apocalypse Now (1979): desde los temas musicales elegidos de la época (muchas veces parece que el musicalizador es el mismo de Suicide Squad -2016-, metiendo canción tras canción) hasta los traumas de la post-guerra en vietnam; temática que puede quedar vieja y hasta forzada en todo el metraje.
El reparto es multitudinario, y quizás en esto radica el problema en que Brie Larson o Toby Kebbell no logran desarrollar sus personajes; o Tom Hiddleston caiga en varios momentos en el rídiculo, siendo los experimentados John Goodman, Samuel L. Jackson y John C. Reilly los que más destacan en un film que no va más allá de ser entretenido y visualmente impecable, dejando el guión a la buena de Dios en muchos tramos.
Y atentos a la escena post-créditos (Marvel que mal nos hiciste) que, como era de prever, abre el camino al enfrentamiento entre Kaijus de este Monsterverse: en 2019 llega Godzilla: King of Monsters y un año más tarde, King Kong vs. Godzilla, pero quizás haya más gigantes que se disputen el puesto de Rey de los Monstruos a futuro.