Koan

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Aquellos que atraviesan el umbral del cielo,
no son seres carentes de pasiones
o que se han sometido a las pasiones,
sino quienes las han cultivado
y las han comprendido.
William Blake (Inglaterra 1757-1827)
Pintor, grabador y poeta.

Koan es una propuesta por momentos onírica, sanadora, una especie de viaje iniciático de singular belleza. Buenas actuaciones y una bella fotografía son dos de sus características. Un film inusual, con una apuesta radical a un universo cuya mayor necesidad radica en la necesidad de dar cuenta del idioma del inconsciente. Es decir, cuando decimos lo primero que pensamos. Sin que eso sea, por ende, tamizado por la racionalidad. Pero quizá lo más relevante es que habla del poder del amor.

Para comenzar podemos decir, que no es una mera referencia el texto que aparece una y otra vez… de los Poemas de Blake, ya que estos escaparon de hecho a cualquier crítica lógica. Quien … a los 4 años decía, que Dios se había asomado por la ventana de su dormitorio y años después que había sido testigo del funeral de un hada, cuyo cuerpo yacía en un pétalo de rosa. Por lo que el poeta asignaba a sus visiones la misma fe que la mayoría de los hombres podían asignar a lo que tenían frente de sus ojos.

Sin dobles, ni impostores, ni imitadores el film presenta a dos hombres iguales físicamente: una especie de monje con la capacidad de curar, es decir un sanador, y un fotógrafo español que viene -a ese espacio bucólico representado por la zona del Bolsón y el Lago Puelo-, con el deseo de escuchar la imaginación del universo para hacerla imagen.

Sabemos que en el folclore popular y en la literatura es recurrente la idea de que tenemos un doble, una persona con nuestra misma apariencia, que nos persigue en la sombra, que puede complementarnos o atormentarnos. Del Anfitrión de Plauto, pasando por algunos relatos y novelas de Edgar Allan Poe, Julio Cortázar o José Saramago, la creencia de que existe en el mundo alguien igual que nosotros nos genera tanto miedo, como curiosidad. Pero este no es el caso de este encuentro, de estos dos hombres. Lo que les va a permitir este hecho, es en todo caso reencontrarse a sí mismos. Y para esto deberán renunciar a ciertos cuestiones.

Koan es, en la tradición Zen, un problema que el maestro plantea al alumno para constatar sus progresos, quien para resolverlo debe apartarse del pensamiento racional, y penetrar en otro nivel de conciencia, que se aleja del sentido literal de las palabras. Es decir de la relación entre el significado y el significante que caracteriza a la lengua. Allí las respuestas pueden ser orales, gestuales, o en ocasiones determinadas acciones. Y eso es lo que intenta hacer Lao, el sanador, ya que de su encuentro con Olkar va a surgir una nueva idea para curar a Minervina, una joven, cuya enfermedad de nacimiento le impide caminar. Lo cual nos habla del poder del amor para sanar.

Un film para reflexionar desde su cita inicial:

Un día de viento, dos monjes discutían acerca de el ondear de una bandera.?El primero dijo: “Yo digo que la bandera se mueve, no el viento”. El segundo dijo: “Yo digo que el viento se mueve, no la bandera”.?Un tercer monje pasó por ahi y dijo: “El viento no se mueve. La bandera no se mueve. Sus mentes se mueven”

La cual remite a principios del Budismo, que es sin duda otro modo de ver, y estar en el mundo.