Kingsman, el servicio secreto

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Después de Tarzán, James Bond es probablemente el personaje de ficción que más imitaciones y parodias generó en las últimas décadas.
Desde Casino Royale (la primera versión de 1967 con Peter Sellers) hasta The Last of the Secret Agents? (Nancy Sinatra), Austin Powers, Cody Banks, Alex Rider y más recientemente Johnny English, podemos encontrar muchísimos personajes que le deben su existencia a 007.
Estos son apenas algunos de los numerosos casos donde la creación de Ian Fleming tuvo una influencia importante, ya sea en la historia o la personalidad de los héroes.
Kingsman, la nueva película del director Matthew Vaughn, es la más grande celebración que brindó Hollywood sobre el cine de James Bond.
La trama es una adaptación de la historieta El Servicio Secreto, de Mark Millar, el autor responsable de Kick Ass, que también fue llevada al cine por el mismo realizador.
En esta ocasión nos encontramos ante una situación muy especial, ya que se trata de una película que supera claramente a la versión original del cómic.
El director tomó una historieta intrascendente de Millar y la convirtió en un divertido tributo al cine de Bond.
Lo aclaro para que no se malinterprete.
El Servicio Secreto si bien presentaba un thriller decente de acción que se dejaba leer, no era una historia apasionante que uno hubiera esperado ver en el cine.
Una situación similar a lo que ocurría con Red, de Warren Ellis. Era un buen cómic, pero nadie pedía a gritos que se adaptara en la pantalla grande.
El director Vaughn junto a la guionista Jane Goldman (Kick Ass, X-Men: Primera generación) desarrollaron una historia que trabaja con fidelidad la trama original de Millar, con la particularidad que le dieron un enfoque más entretenido y cinéfilo al conflicto.
Kingsman está plagada de referencias a la saga de 007 y hasta se incluye una fabulosa objeción al Bond de Daniel Craig que se puso muy serio en los últimos años.
Desde la primera secuencia de acción, Vaughn captura la atención del espectador con este universo de ficción que es muy atractivo por las personalidades que tienen los protagonistas.
Dentro del reparto de lujo que presenta el film se roban la película Colin Firth, en su impactante debut en el cine de acción, y Samuel Jackson, en el rol de un maravilloso villano que trae al recuerdo a los viejos enemigos extravagantes de Bond, como Dr.No, Goldfinger, Francisco Scaramanga (El hombre del revólver de oro) y Karl Stromberg (La espía que me amó).
Un detalle interesante del personaje de Jackson es que si bien evoca a estos grandes íconos del cine, el actor compuso un personaje muy carismático que no se limita a copiar a los clásicos villanos del pasado y tiene momentos fabulosos.
Como todo buen psicópata que aspira a conquistar el mundo, Richmon Valentine cuenta además con una asesina implacable representada en Gazelle (Sofía Boutella), otro personaje extravagante inspirado por la saga de 007 con una pisca de espíritu tarantinesco.
Estos personajes, junto con el rol de Firth, eran mucho más serios en el cómic original de Mark Millar y en este caso los cambios que aportaron el director y la guionista enriquecieron muchísimo a la película.
En materia de acción, Vaughn se luce con varias secuencias fabulosas donde sobresale una original persecución de autos en Londres y la presentación del personaje de Colin Firth a las piñas en un pub inglés.
Debo destacar también a Taron Egerton, un actor nuevo al que el director le confió el rol protagónico que está muy bien como el héroe de la trama.
Sería injusto no mencionar la labor del diseñador de producción Paul Kirby (El mañana nunca muere), quien creó ambientaciones fabulosas que traen al recuerdo esos cuarteles maravillosos que solía construir Ken Adam en los filmes de Bond.
En resumen, Kingsman es una película muy entretenida que fusionó a la perfección la comedia con el cine de acción para homenajear a uno de los grandes héroes del género.
Una sorpresa enorme que resultó mucho más interesante que la propuesta que vendían los trailers.
La verdad que Matthew Vaugh en materia de adaptaciones de cómics no defrauda para nada y con su nuevo trabajo brindó una de las mejores películas de su filmografía.
El mejor estreno de esta semana que recomiendo no dejar pasar en el cine.

El Dato Loco:
Por segunda vez, luego de X-Men: Primera generación, el director Vaughn ambientó una escena de la película en Argentina con una locación bizarra.
Al comienzo del film hay una escena donde se le informa al espectador que el lugar es una región de nuestro país, pero el paisaje se parece más a Suiza. En el cómic de Mark Millar la locación original mencionaba a esa nación europea.
En este film, por razones inexplicables, se cambió por Argentina.