Kingsman. El círculo dorado

Crítica de Gastón Navarro - EL LADO G

Complicado encontrarle algún error a una película que sabe lo que quiere ofrecer y lo cumple con creces. Un reparto con actores de primer nivel muchas veces ha fracasado, sin embargo en Kingsman: El Círculo Dorado todos se lucen gracias a sus identidades y funciones en el film. Matthew Vaughn sigue puliendo su forma de hacer cine sin pausas, con inventos que nunca pensaste ver y con planos que te harán alucinar. Ojalá existan más películas de Kingsman para disfrutar de los modales que hacen al hombre.

Mark Millar es uno de los escritores de comics que más fama ha ganado en la última década, claro que de merecida manera por sus trabajos en las mejores editoriales, pero más que nada por su propio sello “Millarworld”. Ahí es donde fue creada Kingsman, la historia del servicio secreto de agentes al mejor estilo James Bond pero que cuenta con una versión mucho más cool gracias a la visión de Matthew Vaughn y el cine.

En 2014 fue estrenada por 20th Century Fox “Kingsman: The Secret Service”, una película que sorprendió a propios y extraños. Nuevamente el vínculo entre el creador de comics Mark Millar y el director Matthew Vaughn se volvieron a combinar luego de trabajar en dos películas de Kick-Ass, otra de las creaciones de Millar, aunque esta vez el enfoque no era tan superheroico, sino que se trataba de una aventura de agentes secretos con escenas memorables, acción filmada con cámara en mano y un soundtrack brillante. Tres años después del mega éxito, Kingsman está de regreso.

Durante la primera entrega de Kingsman, se vio la transformación de Eggsy (Taron Egerton) que pasó de ser un pibe de los barrios bajos de Inglaterra a convertirse en un elegante agente del servicio europeo. En su apresurada y prematura misión para salvar al mundo, Galahad logra vencer al villano interpretado por Samuel L. Jackson quien amenazaba con controlar el mundo mediante dispositivos electrónicos. La victoria de los buenos llevó calma para atravesar el luto de Eggsy quien sufrió la pérdida de su mentor Harry (Colin Firth) de manera trágica. En esta segunda película no parece haber pasado demasiado tiempo desde The Secret Service y rápidamente, la historia cuenta con una nueva villana que se trae un plan tan disparatado y divertido como lo tuvo Sam Jackson.

La ganadora del Oscar, Julianne Moore es Poppy, una empresaria millonaria, egocéntrica y peligrosa que vive alejada del mundo cotidiano. Su principal ingreso y el motivo de su enorme riqueza es la comercialización de drogas a nivel mundial y el control de un grupo criminal desconocido por todos, conocido como El Círculo Dorado.

Cansada de ser una persona que opera en las sombras y de que la gente no la conozca por ser la más rica del mundo, Poppy decide salir a la luz para controlar el mundo con un plan bastante original y extremo. Ahí es donde entra en juego el servicio secreto de Kingsman que intentará frenar una vez más al terrorista de turno que amenaza con acabar con buena parte de la población mundial. Como antagonista de esta excelente película, Poppy sorprende con cada uno de sus métodos dentro del Círculo Dorado, como así también en la personificación y desarrollo de su personaje que termina siendo querible por sus acciones y su salud mental.

La explosión de la trama y el disparate para una aventura sin frenos al mejor estilo Vaughn, se debe justamente a una explosión que acaba con la clásica sastrería Kingsman y con todos sus miembros. Solo Merlin (Mark Strong) y Eggsy sobreviven al ataque y buscando respuestas para contraatacar, descubren una base oculta de Kingsman en los Estados Unidos. Jeff Bridges, Channing Tatum, Pedro Pascal y Halle Berry son el grupo de agentes que operan en norteamérica y que deberán trabajar en conjunto con los sobrevivientes del Kingsman europeo. A diferencia del ocultamiento mediante trajes elegantes, sus colegas de USA operan en el negocio del alcohol, en donde cada agente cuenta con un nombre de una bebida, como por ejemplo Champagne o Tequila. Agente Tequila. Simplemente genial.

La figura del gran Harry (Colin Firth) está presente, como seguramente lo habrán visto en posters, trailers y cualquier promoción de la película. Hablar de su personaje sin revelar spoilers sobre la trama del film, es algo imposible, pero el sentimiento de que es uno de los mejores personajes de la franquicia es algo que no se pierde. El actor británico vuelve a ser de lo mejor de la película.