King's Man: El origen

Crítica de Francisco Mendes Moas - Cine Argentino Hoy

Esta nueva entrega narra el origen de la saga.

Desde su estreno en 2014, la saga King’s man cautivo muchos fanáticos. Basada en el cómic del mismo nombre escrito por Mark Millar, buscaba modernizar el género de espías ingleses. Matthew Vaughn, encargado de dirigir todas las películas de la saga hasta el momento, busca ahora explicar el origen de esta mítica agencia. En una precuela llena de intriga, acción y un poco del humor al que estamos acostumbrados.

A comienzos del siglo XX un grupo conformado por los peores villanos del mundo, se organizan para poner en marcha una guerra que destruirá el status quo. Se trata nada más y nada menos que de la primera guerra mundial. En Inglaterra un varón de tendencias pacifistas deberá moverse en las sombras y a contra reloj a fin de tratar de poner fin a los planes de la organización criminal.

Nos ubicamos muchos años antes de que Harry Hart reclute a Gary “Eggsy” Unwin para unirse a King’s man. Aunque tenga los días contados, la realeza aún domina Europa y en Rusia los bolcheviques preparaban su revolución. En esta época llena de cambios es que surge la agencia independiente de inteligencia de Inglaterra. Organizándose para luchar contra un conjunto de villanos históricos que convenientemente se organizaron para estar juntos.

A diferencia de sus predecesoras, la precuela tiene un tono propio. Se deja, un poco, el humor de lado por un tono más solemne, lleno de ideales de justicia. Lo que no faltan son las icónicas escenas de acción, con grandes coreografías y trifulcas entretenidas. Ya sea una lucha a muerte contra Rasputín o contra la secretaria del embajador estadounidense en Londres. Mezclando sucesos históricos reales con otros ficcionales que tranquilamente pudieron haber sucedido a espaldas de la historia oficial.

Con un producto completamente entretenido, Matthew Vaughn abre el juego para la saga. Pudiendo tener una pata en el pasado, involucrándose en las guerras mundiales y otra más irreverente en un ridículo presente, con mayor contenido humorístico. Un Ralph Fiennes que no nos hace extrañar a Colin Firth, aunque sus propuestas sean diferentes. Un excelente plan para el fin de semana.