Kékszakállú

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Ganan en festivales, aburren al público

Los primeros 6 minutos de esta película registran a unos niños tirándose del trampolín sin mayor gracia ni interés, salvo para sus padres, y otras nimiedades. Quizás haya un futuro conflicto a partir de una nena que no se tira. A los 12, un joven cosecha algo de su huerta y se prende la camisa, lenta y erróneamente. Luego, una chica vigila los estudios de una más pequeña, medio burra y totalmente desganada. Bueno, acá todo el mundo luce desganado, salvo la protagonista, de eterna expresión caracúlica, y la señora que cocina, que se ocupa de lo suyo soportando a quienes creen saber más que ella. Tampoco por ahí va el conflicto.

Según parece va porque la caracúlica tendría que irse, no sabe qué estudiar, choca contra el único auto estacionado en una enorme playa, y piensa cruzar al Brasil "por la balsa del Chuy". Difícil que la encuentre, pero la última toma quiere darle la razón. Quizá sea la balsa de la laguna Rocha, ya que casi toda la película se hizo en Maldonado, entre amigos y parientes, y sin idea de guión, según ha confesado su propio autor. Luego le insertó seis minutos de Bela Bartok en algunas partes, le puso un nombre húngaro que suene raro (pero que quiere decir Barbazul, por "El castillo de Barbazul" de Bartok, claro), y se dedicó a ganar premios y elogios en festivales snobs. Pero no da para pagar la entrada ni perder el tiempo.