Karate Kid

Crítica de Marcos Rodriguez - CineFreaks

Kung-fu Kid

Kung-fu KidDecir que Hollywood se está quedando -o se quedó hace rato- sin ideas sería un juicio además de vacuo, falso. Lo que sí es evidente es que en tiempos de crisis las grandes productoras prefieren apostar por lo seguro y filmar películas que, suponen, tienen el éxito garantizado. ¿Cuál es la fórmula de estos últimos años?: la remake. En este caso, en coproducción con China, fuimos a ver una nueva Karate Kid.

Un dato curioso es que el "chico karate" ya no practica karate, sino que en este caso viaja a la China (por cuestiones laborales en la era de la globalización) y lo que termina aprendiendo es kung-fu. Quien le enseña, por supuesto, es Jackie Chan, que aparece viejo, muy macizo, tal vez un poco exagerado en su expresión de tragedia pero que porta muy dignamente cada una de sus arrugas. El título Karate Kid funciona como carnada puramente comercial, pero si el espectador está dispuesto a entregarse a este juego, va a pasarla bien.

Podría sorpender también la recontextualización de la película en la China (causa de esa muy morosa primera parte de la película y estrategia, sospechamos, del gobierno chino para mejorar su imagen internacional), pero termina funcionando. Marca una diferencia en una película que, de todas formas, sigue muy rigurosamente a su predecesora. Un sabor nuevo en un plato ya conocido, digamos. Y hay conciencia de esto: la escena del Sr. Han con la mosca es muy buena, pero funciona únicamente como referencia a la famosa escena con mosca del Sr. Miyagi. También la forma en que se trabaja desde el kung-fu aquel famosísimo gesto de "encerar y pulir".

De todas formas las cosas han cambiado y esta nueva versión ofrece una dosis mucho más alta de acción, con escenas no solo más largas, sino también desarrolladas con mucho más detalle, con cámaras que giran, piñas que zumban, coreografías elaboradas que, en cierta forma, se reflejan en la presencia de Jackie Chan en pantalla. Tenemos más música. Un aspecto que parece un poco más dudoso (aunque no necesariamente sea falso) es la forma en que se transporta el comportamiento de adolescentes de secundaria en Estados Unidos a una escuela en la China contemporánea.

Más allá de los detalles, lo que sobrevive es el "espíritu" de esa perfecta cosa pop que fue Karate Kid, una película ligera y con "mensaje de vida", divertida y cargada de un exotismo barato (que se atenúa un poco en esta versión pero que todavía se encuentra, por ejemplo, en la escena en la que, sin motivo aparente, aprendiz y maestro practican kung-fu en medio de la Muralla China), de romance adolescente (en este caso preadolescente) y exploración de uno mismo. Un Karate Kid para las nuevas generaciones, para que tengan su propio Daniel san (xiao Dre) un poco más canchero, con lindos pasos de baile y más multicultural.