Juventud

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

El tiempo, divino tesoro

“Juventud” es la segunda película en inglés de Paolo Sorrentino, el director italiano que hace dos años se llevó un Oscar a mejor película extranjera por “La gran belleza”. Ahora hay más ojos mirando el cine de Sorrentino, un director que divide aguas, sí, pero que tiene un sello inconfundible. Nadie filma como él, y pocos contemporáneos tienen una filmografía tan intensa y pareja. En ese sentido “Juventud” es una continuación más llana de “La gran belleza”. En aquella película Sorrentino remitía a “La Dolce Vita”, y ahora sigue su derrotero fellinesco en un ambiente que recuerda a “8 y 1/2”: un lujoso hotel-spa en medio de los Alpes. Aquí la cámara se centra en dos viejos amigos (Michael Caine y Harvey Keitel). El primero es un famoso director de orquesta que no quiere volver a la música. El otro es un cineasta que pretende escribir su última película. En el medio hay una actriz veterana fuera de sí (Jane Fonda) y un imperdible jugador de fútbol en rehabilitación (Roly Serrano), una figura inspirada en Maradona. En una atmósfera entre nostálgica y onírica, Sorrentino reflexiona sobre el paso del tiempo con estos personajes que transitan como pueden el deterioro físico y los fantasmas del pasado. Y lo hace con ternura, humor y serenidad, sin sermonear ni caer en golpes de efecto. Es cierto que a los diálogos les falta brillo, pero el director compensa con un espectáculo visual que se vuelve íntimo en su significado y queda pegado a la retina.