Justin Bieber's: Believe

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Sólo deben creer en él

De niño a hombre. Justin Bieber´s Believe es la lógica continuación de Never Say Never (2011), que mostró la construcción -y explosión- del ídolo teen de 19 años. Eso sí, a años luz de sus comienzos. Si no, vean los casos de Selena Gomez, Miley Cyrus, Taylor Swift...

Este documental se enfocó en la gira que lo trajo al país, por segunda vez, con eje en un show en Miami donde JB demostró todo su despliegue físico, escénico y musical. Pocos temas, mucha charla y escaso 3D es la fórmula de este filme, donde se muestra parcialmente la “cocina” del universo Bieber: la preselección de bailarines para su gira, entrevistas a su manager Scooter (que regala tickets “camuflado”), sus mesías musicales, crew de gira y, lo jugoso, las declaraciones del entorno familiar.

Todo este documental es a pedido (y medida) de sus fanáticas: muchos planos detalle de ellas durante el concierto, palabras de amor y una escala de gritos que se amplificará en las salas de cine.

Eso sí, olvídense de las polémicas extramusicales que lo llevan a las primeras planas. Y hoy, sugestivamente, son casi diarias. No hay rigor periodístico en las preguntas que le hacen ni son duros con él. Varias veces se lo pone en papel de víctima y le repiten cara a cara que muchos lo quieren ver caer. Y Justin pone cara de circunstancia.

Si a las believers les faltó emoción con este filme, Believe golpea duro (y bajo) con la extensa aparición de Avalanna Routh, su “esposa”: una nena de seis años que falleció en septiembre de 2012 luego de luchar contra un cáncer cerebral. Y Justin, le cumplió el sueño de “casarse” con ella y rendirle tributo en vivo. Bien emotivo.