Jurassic World

Crítica de Alan Echeverría - Cinéfilo Club

Dinomanía

Tarea complicada tuvo el director Colin Trevorrow al momento de rodar y tratar luego de conquistar a los espectadores. Esto es por todo lo que implica la realización de una película como Jurassic World, teniendo en cuenta lo que significó para la gente (e incluso en la historia del cine) principalmente aquella primera obra (la mejor de la franquicia) llevada a cabo por Steven Spielberg en los noventa.
Tras dos décadas de lo acontecido en Jurassic Park, la Isla Nublar ha sido transformada en un parque temático con versiones supuestamente domesticadas de los dinosaurios más populares. Cada jornada completa las personas acuden de manera masiva, en familia, disfrutando del entretenimiento que se desprende del lugar. El punto de inflexión se da a partir del caos que comienza a cosechar un nuevo dinosaurio de especie desconocida, más inteligente e imprevisible de lo que cualquiera se pueda imaginar.
Jurassic World inicia muy mansamente, casi de forma inocente, naif, adentrándonos en la presentación de lo que será el viaje del pequeño Gray y de su hermano hacia el mencionado parque, el cual es regentado por su tía (Bryce Dallas Howard, de buena labor). Conforme los minutos avanzan la narración se va haciendo más amena, cálida y meramente entretenida. El ritmo con el que se abordan las situaciones no decae prácticamente en ningún momento, ganando puntos por su carácter ágil y trepidante. La tensión llega a su pico máximo desde la mitad del desarrollo hasta incluso unos minutos antes del desenlace. En aquellas secuencias el grado de nervio vibra y enlaza al observador. Más adelante, si bien la rigidez intenta conservarse latente por los acontecimientos que se sortean, lo predecible le tuerce la mano, consiguiendo opacar un poco la capacidad propia del relato para conquistar.
La cinta de Colin Trevorrow pone siempre como prioridad y por sobre todas las cosas el entretenimiento y no lo negocia por nada, a pesar de algunos muy breves y forzados pasajes que en su afán por apelar a la emotividad familiar, entre los hermanos Zach y Gray, acaban resultando fallidos. La aventura no sólo se limita a la adrenalina sino que además se anima a invitarnos a la reflexión sobre algunas cuantas cuestiones vinculadas a las formas elegidas por el ser humano para obtener réditos. Por si fuera poco, la nostalgia y la admiración tienen también su espacio primordialmente para los fanáticos de los dinosaurios: los Stegosaurus, Ankylosaurus y Triceratops (por nombrar unos pocos) están a la orden del día, al igual que el Tyrannosaurus rex y los Velociraptor (nuevamente con mucha participación y con guiños a la primera película por el parecido de sus apariciones en determinadas escenas).
Vale destacar la presencia de Chris Pratt, quien lleva a cabo una sólida, seria y carismática interpretación. Del flanco de los villanos (por decirlo de algún modo), cumple con creces Vincent D’Onofrio, como de costumbre, en un rol que gusta e inclusive divierte. No sucede lo mismo con los jovencitos Ty Simpkins y Nick Robinson, quienes probablemente sean los personajes con menor carisma y nivel de empatía del film.
Jurassic World redondea una más que favorable performance. Posee acción, vértigo y entusiasmo. Trevorrow sabe cómo y con qué entretener, volcándolo con eficiencia a la gran pantalla. Puede que a la proyección le falten unas dosis más fuertes de salvajismo, pero con lo que entrega alcanza y convence.

LO MEJOR: el entretenimiento, el ritmo, los dinosaurios (principalmente los Velociraptor). Chris Pratt y Vincent D’Onofrio.
LO PEOR: muy previsible. Algunas situaciones resueltas de modo inverosímil.
PUNTAJE: 7,6