Julia y el zorro

Crítica de Cristian Colantonio - La Butaca Web

Cuando hay problemas en el guión es muy difícil remontar con la fotografía, es más, se vuelve errática, intentando buscar algo que no hay. Si no queda claro de qué la va, de pronto se te ocurre hacer una que otra buena imagen fuera de la trama que el espectador con cierta esperanza cree que dice algo más, pero no, sólo es eso. No hay siquiera un poco de respeto por el espectador cuando se pretende remontar un relato con esas pequeñas luces.

La protagonista no cae bien porque no hay nada siquiera valioso en lo que dice. No tiene ninguna luz. Nada es una fábula como parece pretender el título, no enmascara nada al espectador que sólo ve una pintura natural de poco color, no realista, incoherente. No existe intención alguna. Su depresión la ciega en continuar algo y llega tarde siempre, además se arrepiente. No tiene fuerza en sus piernas, como no tiene convicción en sus palabras, nada le crees a este personaje lavado, sin construcción, sólo una descripción pequeña de un media carilla donde se lee: su marido falleció en un accidente de coche, pero no me prestaba atención.

¿Cómo es posible que una protagonista no encuentre iniciativa o le dure tan poco el impulso? Es por eso que se le escapan las cosas, es una espectadora más. Sus conflictos lo único que le hacen es remarcar sus limitaciones y ni siquiera atina a enfrentarlas, abre el capó y que salga el humo, deja que la hoja se la lleve el río como si ello quisiera decir que se le va el ego, es muy enclenque. No hay admiración acá. Sólo un “cholulismo” mediocre de los personajes que la rodean. Ninguna acción es sostenida.

Es desilusionante que nadie de quienes estuvieron involucrados en este relato tenga dos dedos de frente para leer el guión ni siquiera en montaje. Como si justamente eso no fuera lo más importante. Así estamos, todo el mundo que escribe algo, cree que tiene un guión, cero respeto por el arte del guionista.

De pronto el cine argentino demuestra algo con coraje, otras veces no; después nos quejamos. Que quede claro, dejemos de improvisar, para eso existen otros lugares.