Jugando por amor

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

En mitad de cancha

El italiano Gabriele Muccino, en una nueva incursión en Hollywood, deja de lado los solemnes dramas de superación como En Busca de la Felicidad (The Pursuit of Happyness) o Siete Almas (Seven Pounds) para contarnos en tono de livianita comedia cómo el ex futbolista escocés George Dryer (Gerard Butler) se muda a los Estados Unidos para recuperar la relación con su hijo Matt y de paso intentar reconquistar el amor de su ex esposa Stacie (Jessica Biel). Para comenzar a andar dicho camino decide convertirse en el entrenador de fútbol del equipo de su hijo, aunque no sospecha que esa decisión lo acercará demasiado a las madres de sus entrenados.

Jugando por Amor (Playing for Keeps) avanza en el terreno de la comedia con un buen comienzo en donde se presenta a modo de comparación el pasado de Dryer como futbolista, mostrando el glamour, el éxito y las chicas que eran moneda corriente en su vida, y su actualidad vestido a medias en traje y sentado en el sillón de su modesta y desordenada casa grabando una cinta de audición para convertirse en comentarista deportivo. Luego de esto se sigue prosperando hacía la línea de gol con el adentramiento a la distante relación del citado protagonista y su pequeño hijo. Inmediatamente después de ese comienzo altamente prometedor (?) comienzan a atisbarse los primeros traspiés debido a que Muccino y el guión de Robbie Fox empiezan a abrir distintos focos de conflicto que más adelante no tendrán casi ningún peso en la trama, de hecho en varios pasajes serán abandonados y en el ¿mejor? de los casos serán retomados torpemente quitando fluidez y naturalidad a este film. Tal es el caso del protagonismo que adquiere el excéntrico Carl, encarnado por el querido Dennis Quaid, a medida que avanza la película para que inexplicablemente sea "borrado" de la misma y luego se lo invoque sobre el final de manera torpe y exclusiva para dar pie al último giro narrativo característico de las obras que se precien de ser clásicas.

Más allá de esos gestos poco comprensibles y exagerados y esos diálogos disparados desde esa boca de "côté", banco a Gerard Butler y creo que es un actor bastante "solvente" a la hora de protagonizar una producción de acción o este tipo de comedias. Acá se mueve con la pelota cortita y al pie y no realiza ningún amague que lo deje en orsai. Jessica Biel no es una gran actriz y de hecho debe haber llegado un poco por su talento (aún por demostrar) y otro bastante porque está fuertísima. Ahora, querido Muccino, si Biel está más buena que el Programa de Fantino luego de que pierda alguno de los equipos grandes de la Argentina ¿Para qué la ponemos en frente de una cámara con ropa suelta, despeinada y casi sin maquillaje? ¿Para que esa "fealdad" la haga más creíble? ¿Y entonces no era mejor convocar a una actriz con un talento más acorde a tus intenciones para el personaje? En fin... Ojo, Biel no está mal en su papel, pero considero a este tipo de acciones totalmente innecesarias.

Jugando por Amor maneja con soltura el balón cerca de su propia área, pero a la hora de tomar riesgos y comenzar a definir las situaciones creadas no logra avanzar más allá de la mitad de cancha.