Juegos de muerte

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Sin conciencia de clase

Juegos de Muerte o The Collection es la secuela de The Collector o El Juego del Terror, una película del 2009 que había sido pensada originalmente como una precuela de El Juego del Miedo pero finalmente terminó adoptando autonomía. La razón de esa autonomía no es ningún secreto, haciendo una película similar a El Juego del Miedo sin que ambas se relacionen puede iniciarse una nueva saga y seguir facturando.

Hay un mito con respecto a este tipo de cine que hay que superar antes de empezar a analizar las razones por las cuales la película falla, "al que va a ver este tipo de películas no le importa el argumento", eso es falso, es una manera despectiva de referirse al género gore y es una forma cobarde de afirmar que el amante del cine gore no sabe de cine. El problema se presenta cuando esta afirmación en vez de venir del lado del critico de cine comienza a gestarse en la mente de un director o realizador. Cualquier película gore, splatter o torture porn funciona gracias a una premisa como mínimo interesante o un asesino con una historia potente, la primer Saw tenía una premisa interesante, Hostel también, cualquier festín fílmico de sangre y tripas debe descansar sobre una premisa o un personaje que atraiga de alguna manera, eso en Juegos de Muerte no pasa.

Yendo a lo concreto puede decirse que su director Marcus Dunstan, en este film en particular, demuestra un desconocimiento severo sobre el funcionamiento del género, para comenzar le da mayor importancia a la historia de la víctima que a la historia del asesino, eso es un error, si pretende con su película sólo mostrar formas intrincadas de matar (que tampoco es el caso) tiene la necesidad de poner al espectador del lado del malo, por eso en cualquier película de matanza las víctimas van y vienen pero Jigsaw sigue siendo el mismo, así como Jason siempre es Jason y demás. Recién hacia el final de la película y de una manera demasiado tonta intenta explicar las razones del trastornado, eso sí, se preocupa de dejar el final abierto, no sea cosa que se pierda la posibilidad de seguir lucrando.

El guión resulta fallido porque normalmente los escritores al menos conocen cosas de los personajes que muchas veces no están dentro del film pero que les funcionan como detonantes, algo simple que ayuda a la caracterización. En este film, esa brújula no existe, el modus operandi del asesino es tan variado que le saca todo tipo de sentido, es como una mezcla de asesinos de diferentes películas unidos, tiene una "colección" de cadáveres como si fuera una especie de museo posmoderno sádico, tiene un grupo de personas a las que les inyectó tanta cocaína que los convirtió en una especie de "zombis", tiene a una mujer elegida a la que mantiene maquillada como una niña, tiene una fosa llena de torsos y otras partes, a otros los tortura, a otros los mata rápidamente, acá el enmascarado parece tener todos los fetiches mórbidos del mundo y eso hace que sea incoherente con él mismo. En definitiva creo que ni los guionistas saben sobre la vida de su personaje.

El montaje en Juegos de Muerte es otro de sus grandes problemas, abusando del ritmo vertiginoso y de una cantidad enorme de planos no se toma el tiempo necesario ni siquiera para hacer entender el funcionamiento de los "aparatos" de muerte ni de disfrutar de la carnicería, todas las escenas de acción tienen un ritmo tan acelerado que toda la violencia explicita pierde sentido y extrañamente se le da mayor tiempo a secuencias que son tan inverosímiles que terminan dando risa (son varias, no hace falta enumerarlas).

En definitiva, el problema de Juegos de Muerte radica en que es una película clase B que no sabe que lo es, por lo que intenta ser otra cosa sin lograrlo.