Juegos de muerte

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Salvajismo sólo para fans del terror

En «El juego del terror», un psicópata mataba gente y ponía horribles trampas, y su historia se mezclaba con la de un criminal corriente que caía en sus manos. En esta secuela, tenemos al mismo delincuente común del film anterior logrando escaparse del terrible psicópata, sólo para ser presionado por una especie de grupo parapolicial para que los ayude a liberar a una nueva víctima del archivillano.

Esta película es un poco más entretenida y aún más salvaje que el original, si eso fuera posible. Por ejemplo, ya comienza con una feroz masacre en una fiesta rave clandestina en la que el psicópata estelar arrasa con unas guadañas gigantes a bailarines y hasta DJs, de tal manera que en la pista de baile quedan sólo restos desmem

Luego, la acción transcurre casi íntegramente en la guarida del asesino, una especie de tren fantasma a todo terror lleno de trampas imposibles de vencer (y de creer, pero ésa ya es otra historia). Dado que los noticieros informan que en esa ciudad hay medio centenar de personas secuestradas por este psicópata, en esa visita a su aguantadero también hay horribles sorpresas vivientes.

El escuadrón comete cualquier barbaridad en su afán de rescatar a una chica secuestrada (Emma Fitzpatrick, tal vez la mejor intérprete del film), y Josh Stewart, es decir el que sobrevivió al primer film, tampoco se queda atrás a la hora de hacer cualquier cosa con tal de salir de ahí.

«Juegos de muerte» tiene mucha acción, mucho -pero mucho- gore y bastante buen ritmo. Mucho más no se le puede pedir.