Juegos de muerte

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Medio de lomo, medio de paleta...

Cuando dos años atrás vimos "El Juego del Terror" nos quedó claro que una nueva franquicia nacía, aunque no tuviera nada interesante para ofrecer. Ahora llega la segunda entrega de las perversiones de un enmascarado dedicado a desmembrar personas y coleccionar otras en baúles. En esta ocasión, al igual que en la primera película, desconocemos la motivación del sujeto para llevar adelante semejantes crímenes, aunque al final de esta se vislumbra una explicación que se desarrollará en una tercera parte.
Lo concreto es que "Juegos de Muerte" va más allá de su predecesora en lo que a sadismo y mecanismos para dañar gente se trata. Llega tan lejos que casi alcanza el ridículo y, obviamente, lo inverosímil. Hay que destacar, eso sí, la espectacularidad de la primera escena, donde una centena de jóvenes son masacrados y se presentan a los personajes principales. Uno de ellos es Elena, quien es raptada por el psicópata enmascarado y solo Arkin, capturado en el primer filme, puede ayudarla a escapar del siniestro sitio en el que se encuentran.
El relato es previsible y gustará a los amantes del gore, pero no por su originalidad precisamente, sino por su derroche violencia y sangre nada gratuita, ya que deben pagar por verla.