Judy

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Una notable –y saludable– tendencia en el arte biográfico contemporáneo consiste en abarcar toda la vida de un personaje a partir de un solo acontecimiento. Aquí estamos al final de la vida de Judy Garland, en esos conciertos definitivos que diera en Londres, más para comer que para gozar, mientras además lucha con años de problemas personales y adicciones. Hay idas y vueltas, recuerdos y herramientas conocidas que suelen sostenerse en la habilidad mimética del o la protagonista para interpretar a la celebridad de que se trate. Lo de Renée Zellweger es muy bueno porque ella siempre es muy buena, una de las pocas actrices que logra infundirles autoironía a sus personajes sin que rompan el relato, aunque no siempre le tocan buenas películas. Aquí no estamos ante una buena o mala película sino ante un bastidor en el que la actriz, digna de verse, hace lo que sabe con lo que ya conocemos.