Joven y bella

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Isabelle de Jour

La mujer, mundo preferido por el director François Ozon, retoma a este universo en su nueva película: Joven y Bella (Jeune & Jolie).

Isabelle (Marine Vacth), es una adolescente de 17 años que rápidamente pasa de ser una chica común, como cualquiera de su edad, a tener sexo con hombres por 300 Euros -distinto a ser una prostituta-. En ella se produce un cambio interno y juega con su belleza y juventud a desafiar al mundo masculino, sin distinción de edad. Isabelle no entrega su cuerpo como un simple objeto, sabe que tiene un poder atrayente y lo utiliza como medio para la experimentación y el aprendizaje.

Tan capaz como siempre, Ozon abre su película poniendo al hermano menor de la protagonista espiándola de lejos en la playa. Los prismáticos que lleva el pequeño vouyerista serán usados en el momento en que Isabelle, todavía con un poco de timidez, desabroche la parte superior de su bikini. El hermano, es el único personaje de la película que no la juzga, que la espía de lejos y de cerca, que la indaga y reflexiona; y es ahí donde Ozon ubica al espectador. Joven y Bella, no cuestiona el porqué de las decisiones, no plantea las reglas de este juego simplemente muestra un despertar sexual de alguien que se encuentra en lo mejor de su plenitud. Por este motivo, no califico a la protagonista como prostituta por que no necesita o utiliza ese dinero para sobrevivir, solo acciona por puro deseo corporal.

François Ozon, este maravilloso director francés, vuelve a centrar la mirada sobre la mujer.
Isabelle es nada y todo a la vez. Es alumna estando de jogging y una Femme Fatale en tacos aguja. Ella observa y hace carne propia cada movimiento de placer. Desde el comienzo, todo se encuentra por duplicado, incluso hasta su mirada, fría y desafiante siendo objeto y sujeto.

La película, además de estar fragmentada en cuatro estaciones, cada cambio temporal es acompañado por una canción que describe el estado sexual de la joven. Isabelle se despide de su virginidad por su propia decisión pero sin ninguna cuota de amor, un simple amor de verano le hará el camino más fácil para dar uso a lo que su cuerpo proyecta. Si algo se encuentra latente es mejor dejarlo salir.