Jojo Rabbit

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

No le lleva más de cinco minutos a Taika Waititi para arrastrarnos consigo a esa nueva locura suya que es Jojo Rabbit. Su pequeño protagonista se prepara para un fin de semana de adoctrinamiento para jóvenes nazis y, ante la duda, es aconsejado por su amigo imaginario Adolf Hitler, que lo electrifica con una gran dosis de saludos hitlerianos y lo deja bien preparado para encarar el día como un modélico niño alemán. Suena una versión germánica de «I Want to Hold your Hand» de The Beatles mientras se ven imágenes de la popularidad del Tercer Reich y ya somos cómplices de la broma. Con algo de Wes Anderson y Moonrise Kingdom, y mucho del particular sentido del humor del neozelandés, Jojo Rabbit propone una sátira antinazismo que siempre es mejor cuando menos en serio se toma.