Johnny English 3

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

Intentando parodiar a los films de espionaje, sobretodo los de James Bond, “Johnny English” se inició en el 2003 y constituyó un nuevo personaje para el británico Rowan Atkinson, conocido mundialmente por la serie televisiva “Mr. Bean” (1990-1995), que luego hasta tuvo dos largometrajes. El buen éxito de “Johnny English” derivó en una tardía secuela estrenada en 2011 que cerró temporalmente las aventuras del torpe espía inglés.

Pero como se sabe, en la industria cinematográfica ningún adiós es para siempre, y es por ello que regresa este año la franquicia con “Johnny English 3.0”. David Kerr, es el director en esta oportunidad, y el único que se repite (además de Atkinson), es el guionista Robert Wade, que había escrito las dos anteriores películas de la saga, y hasta fue el responsable de cuatro entregas dentro de la longeva franquicia de James Bond. -Esta tercera parte inicia con un ciberataque que revela la identidad de todos los agentes secretos del Reino Unido. Ante esta situación, English se transforma en la única esperanza que tiene el país para rastrear al hacker responsable de la filtración.

No hay chances de que la película decepcione porque es lo que es, y jamás miente intentando hacerse pasar por otra cosa. Esta claro que “Johnny English 3.0” no es una comedia con un humor sofisticado, elaborado, ni mucho menos inteligente, todo lo contrario, busca mantenerse por el mismo sendero de la saga e intenta aprovechar al máximo la figura del eléctrico Rowan Atkinson. La cinta aporta más bien poco, los gags son los mismos de siempre, y hay apenas algún chiste sobre el paso del tiempo y las nuevas tecnologías que puede llegar a funcionar, pero en general, David Kerr dirige un paquete añejo y desfasado de época. Son pocos los momentos salientes de la cinta, pero probablemente el de la realidad virtual sea uno de los pasajes más lúcidos y simpáticos que tiene esta producción con mucho aroma a mercado doméstico. Rowan Atkinson es English, pero también Mr. Bean. Wade incluso le planta algunas escenas que carecen de absoluto diálogo, confiando en su humor silencioso y físico que divertirá a los más pequeños. Las sorpresas para el público adulto estarán en encontrar las parodias a “El hombre que sabía demasiado”, “Diabolik”, las películas de Bond, etc. Por lo demás, hay poco que ver acá.

Quienes gusten de este tipo de comedias disfrutaran el último capítulo de la saga. Hay Atkinson en estado máximo, y un banquete de chistes torpes que esperan ser consumidos.

Fabio Albornoz
Ociopatas