John Wick 3 - Parabellum

Crítica de Ayelén Turzi - Ayi Turzi

¿Sabian que hay un John Wick de verdad?
Vamos a darle un poco de contexto al asunto. El personaje surge de la pluma del guionista Derek Kolstad, quien dio vida a un sicario cuyas aventuras tendrían como eje la venganza y su carácter de antihéroe. El primer proyecto se llamaba Scorn (Desprecio) y su figura central rondaba los 60 años. Cuando Keanu Reeves se sumó al proyecto, la edad pasó a ser anecdótica (y claro, lo tenían a Keanu re emocionado ahorcando a gente imaginaria para meterse en personaje, ¿Cómo rechazas eso?). Kolstad tomó el nombre de su abuelo, quien se dedica a la construcción, y la franquicia cambió de denominación por idea de Keanu. ¿Por qué les cuento esto? Porque tengo ganas de agregarle data curiosa a las reseñas. Uno nunca sabe cuándo le pueden preguntar en El Imbatible de dónde surge el nombre de John Wick.

La tercera parte de la franquicia comienza apenas termina John Wick Chapter 2 (2017). Nuestro héroe (porque a esta altura se convirtió en un icono de la cultura pop) está huyendo de una parva de asesinos dispuestos a cazarlo. Es que en los últimos minutos de la entrega anterior violó una regla de oro: cometió un crimen dentro del Hotel Continental. Para sumarle más ceros a su recompensa, resulta ser que su víctima era integrante de la Mesa Suprema. En este mundo de criminales a sueldo y sociedades secretas quedar «Excomunicado», como John al inicio de Parabellum, significa tener la membresía suspendida, con lo cual no puede acceder a ningún servicio (armas, alojamiento, atención médica) ni a la ayuda de los otros miembros. Y así, solo, en un universo que no deja de mostrar nuevas facetas, paisajes y complejidades, comienza una nueva aventura.
Ese es el primer punto a su favor. Las franquicias caducan cuando ya no tienen nada que aportar, y no es el caso de esta entrega. Nuevos personajes, vinculados al pasado de Wick (gran acierto nunca haber revelado demasiado sobre él), nuevos roles dentro de esta sociedad y lugares nunca visitados nos dan un vistazo más general a su mundo, pero no lo agotan (si, queda latente una cuarta entrega). Y de estos nuevos personajes, quizás el más resonante sea el de Sofia (Halle Berry) y, de modo llamativo, lo mejor de su participación no es precisamente ella (Sin spoilers, sin spoilers).

Las coreografías de pelea siguen siendo increíbles y parecen no tener límites a la hora de incorporar elementos. Y algo interesante en este punto es que se muestra el cansancio y la factura que los años y las palizas recibidas le pasan a Wick. Si bien se juega con forzar hasta dónde llega el verosímil mediante la exageración, cada tanto hay una vuelta al realismo que establece una tensión constante la cual se estira, pero nunca se rompe.
Y la potencia, la violencia y lo visceral de estas peleas están reforzadas por todos los elementos que las puedan reforzar: ambientes increíbles, movimientos de cámara precisos e iluminaciones acordes a cada espacio, cuya variedad termina conformando un paisaje misceláneo de colores y texturas que supera a las dos entregas anteriores.
En lo personal, no sé si me convence del todo que la saga no haya cerrado como trilogía, dando a entender que tendremos una cuarta parte (luego confirmada oficialmente). Si bien es cierto que queda mucho camino por recorrer y se está construyendo de modo minucioso y a conciencia, siempre prefiero que los ciclos se cierren con gloria.