John Carter: entre dos mundos

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

MARTE NECESITA HÉROES

Si no fuera por John Carter no tendríamos la saga STAR WARS ni todo el género de ciencia ficción en general. Teniendo en cuenta esto como punto de partida, podemos permitirle algunas indulgencias a JOHN CARTER: ENTRE DOS MUNDOS (JOHN CARTER, 2012) y comprar un boleto de ida al entretenimiento, libre de prejuicios. Después de todo, fue la base para generaciones y generaciones de autores, directores y hasta científicos. Solo un ignorante diría que el universo en el que se desarrolla la película y la rica cultura marciana creada para este, son algo poco originales y que ya vimos una y otra vez. Eso es lo que creen aquellos que nunca antes habían oído hablar del personaje creado hace más de 100 años por el novelista Edgar Rice Burroughs (el mismo de Tarzán). Por supuesto, parece un cuento ya contado, porque así lo es. Muchos se inspiraron en la travesía de John Carter (un soldado de la Guerra Civil de la Tierra que es transportado al planeta Marte, donde encabezará una guerra por el destino de ese mundo), pero fue su historia la que moldeó al género. Así es como podríamos simplemente decir que JOHN CARTER: ENTRE DOS MUNDOS es una de las primeras (y más originales) películas de ciencia ficción, solo que se demoró varios siglos en llegar. Pero ya está aquí para intentar reclamar lo que es suyo.

El proyecto empezó a principios de la década de 1930. En esa época, la idea era hacer de los libros de Burroughs un largometraje animado. Esto era pre-BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS (1937), por lo que iba a ser la primera cinta de animación. Sin embargo, el proyecto se vino abajo y estuvo guardado e intentando resurgir más de una vez. Hasta que lo agarró de nuevo Walt Disney Pictures y el director Andrew Stanton (BUSCANDO A NEMO, WALL.E). La buena noticia era que al fin estaba preparándose el gran salto de John Carter a la pantalla grande. La mala, que era Disney el estudio detrás de la cinta. Desde que se empezó a producir en 2010, hasta ahora que se estrenó, esto siguió siendo una mala noticia. Si bien de chicos era algo que nos encantaba, ahora de grandes nos damos cuenta de que todo lo que toca la productora del ratón Mickey lo convierte en una pomposa y simpática aventura familiera, estructurada y canónica, en la que no pueden faltar los mismos elementos de la fórmula clásica, presentados todos para espectadores no mayores de 13 años: el héroe bueno, el villano malo, la princesa, el fiel y baboso perro, algo sobre la paternidad, la confrontación de los miedos, enseñanzas de vida, humor inocente, drama exagerado, el beso y la boda, y un “etcétera” que ya todos conocemos.

Lamentablemente, JOHN CARTER: ENTRE DOS MUNDOS tiene todo eso, pero aun así se da el lujo presentar algunas pequeñas alternativas para la formula Disney que ayudan a formar este épico espectáculo visual que - si bien los más chicos apreciarán al 100% - entretiene, impacta con sus efectos y escenas de acción, hace reír, deja algunas buenas ideas, emociona de a momentos y presenta una sorpresa final que se agradece. No es un film de grandes actuaciones (creo que el mejor sería el gran Willem Dafoe, interpretando a Tars Tarkas bajo un montón de maquillaje digital), de grandes diálogos o de una progresión narrativa novedosa - de hecho, varias escenas, personajes o giros en la trama están de más, mal desarrollados o desperdiciados -. El 3D rara vez funciona como debería y las múltiples historias y personajes sobrecargan al espectador de información -¡dura dos horas y diez minutos! -. En resumen, esta es una película más bien de efectos especiales deslumbrantes y diseños asombrosos, que no llega a convertirse en un film trascendental a pesar de su procedencia. Narrativamente, el guión no se destaca más allá de la evolución de su protagonista - de John Carter a “John Carter de Marte” (los mismos títulos al principio y al final de la cinta lo ponen en evidencia) -, y la transformación de un rebelde que no pelea por nada ni por nadie, a un héroe listo para una secuela.

Solo lo encontrará verdadero valor al film si conocía previamente al personaje y todo lo que gracias a él tenemos. Si no, es solo puro entretenimiento para toda la familia. Y si a usted, espectador, no le molesta la formula Disney y la siente más como un relato clásico, vaya a ver JOHN CARTER: ENTRE DOS MUNDOS. La pasará muy bien. Pero si usted, espectador, cree que ya está demasiado crecidito como para ver un leal perro alienígena baboso, una historia romántica algo forzada, naves y marcianos en guerra, creo que en la sala de al lado están exhibiendo una pequeña cinta muda llamada EL ARTISTA (THE ARTIST, 2011).