Jigsaw: el juego continúa

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

Siete años después vuelve la saga de El Juego del Miedo o Saw, aquí llamada Jigsaw: el juego continúa.
Tras la aparición de un cuerpo, en el medio de la ciudad, los investigadores comienzan a encontrar pistas que acercan como sospechoso a alguien que lleva más de diez años muerto: John Kramer o Jigsaw. Al mismo tiempo, cinco personas están atrapadas en un juego de vida o muerte.

La saga de El Juego del Miedo es el claro ejemplo de una gran idea que comienza a retorcerse para exprimir hasta el último centavo del espectador. Todo empezó en el 2004 con un thriller policial independiente que lanzó la carrera de James Wan (Rapido y Furioso 7, El Conjuro, Aquaman). La segunda y tercera parte parecían ser coherentes y cerrar el ciclo del asesino Jigsaw.

A partir de ahí, Lionsgate vio que tenía entre sus manos una franquicia que podía seguir explotando y cada Halloween estrenaba un nuevo film. Esta nueva etapa de la saga se apoyó mucho más en su aspecto gore y de tortura que en el thriller policial original.

La séptima película, el capítulo final, debería haber sido el cierre de la historia. Para bien o para mal, Cary Elwes volvió a interpretar al personaje del doctor Gordon y reveló que desde el primer film estuvo trabajando para el asesino todo el tiempo.

La octava de El Juego del Miedo, ahora Jigsaw: el juego continúa trata de encontrar su tono entre todo lo visto en las películas anteriores pero se queda a medio camino. Como policial, sus protagonistas no tienen carisma y formulan estereotipos clásicos. Mientras que desde el horror, el gore no es suficiente para los fanáticos de ese estilo.

El planteamiento de cambiar el título podría dar a entender que esto es el comienzo de una nueva historia. Una alrededor del personaje de Tobin Bell. John Cramer es el asesino ausente en todos los filmes, tiene pequeñas apariciones y siempre fue lo más interesante de los títulos. En Jigsaw: el juego continúa se mantiene la misma postura que en las anteriores entregas. Los guionistas no se arriesgan.

Las vueltas de tuerca también fueron parte de la saga, engañando al espectador con varios recursos. El efecto aquí vuelve a estar presente pero es previsible porque ya se había utilizado y al espectador le cuesta creer que Jigsaw podría estar vivo; el film no da pruebas suficientes para cuestionarlo.