Jauja

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Un desierto de incertidumbres.

Todos los países del mundo han tenido etapas revolucionarias, han atravesado guerras, conquistas, luchas por la tierra, masacres, invasiones y demás factores que hacen a la historia mundial. Algunos más civilizados, otros menos; ha habido divisiones, así como también uniones. Infinitas etnias han evolucionado a través de los años, y eso se debe a quienes primero se animaron a proponer el cambio, peleando por conseguirlo. Claro que no todas esas movidas masivas han sido necesariamente justas, porque las desigualdades entre unos y otros, han generado lamentables desenlaces.

La nueva película de Lisandro Alonso, nos ubica en el Sur de Argentina durante la famosa Campaña del Desierto, bajo contexto de una leyenda, la cual cuenta que ‘Jauja’ es una mítica tierra prometida, de prosperidad y felicidad, a la que muchos exploradores han sucumbido. Viggo Mortensen es un capitán danés llamado Gunnar Dinesen, que ha viajado hasta la Patagonia junto a su hija de tan sólo 15 años, en busca de algo indefinido. Gloria, respeto, reconocimiento, riqueza… Tantas cosas pueden haber mendigado los conquistadores, que es imposible ubicarlos dentro de un grupo específico.

Es en el medio de la nada misma donde se desarrolla el conflicto de esta trama “western”. Oficiales, peones, paisanos y coroneles de nuestro suelo, aceptan la venida de un extranjero que en teoría colaborará, siendo un buen aporte a los fines de la misión. Pero, el choque de culturas es inevitable ya que, como cualquier padre, el oriundo de Dinamarca está preocupado por el bienestar de su primogénita. Sin embargo, ella acepta las condiciones del lugar, y no está de acuerdo en regresar lo antes posible como desea Gunnar. Es en ese escenario que la niña transita sus primeros pasos como mujer, y se aventura a alejarse de la única persona que habla su mismo idioma, para experimentar algo nuevo junto a un joven esclavo de los soldados.

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La acción comienza a partir de la desesperada búsqueda que inicia el protagonista, por lo cual todo lo demás pasa a segundo plano. Ahora es él contra la adversidad. Adversidad que incluye peligros tales como los indígenas, a quienes se los llama “los cabeza de coco”. Montado en su fiel caballo, el capitán danés recorre caminos inciertos, día y noche, sumido en una angustia por buscar respuestas que jamás encontrará.

De repente el relato da un vuelco, y lo que parecía ser una película al pie del cañón, se transforma en un relato muy filosófico que le busca el sentido a la existencia del ser humano. Jauja es un film que se puede interpretar desde muchísimas facetas. Sumidos en cierta fantasía, cada cual le encontrará un significado distinto a un guión en el que elementos como por ejemplo, los perros, cobran un significado crucial. Qué es verdad o qué es mentira, si es todo parte de un sueño hiperrealista o de un mundo paralelo que ya se vivió, es parte del libre albedrío, gracias a que son muy pocos los personajes involucrados que físicamente o no, participan de esta suerte de legado ancestral. Hay que escuchar muy atentamente a esa persona que nos habla dentro de nosotros, como una ‘Pachamama’ latente, y que nos muestra cuáles son los nexos a hilar.