Jackie

Crítica de Roberto Iván Portillo - Cuatro Bastardos

Jackie: La dama de honor.
Pablo Larraín se mete al mundo del cine hollywoodense con este biopic de la ex esposa de Kennedy donde hay más brillo que lucidez.
Las biografías no son un tipo de género que se lleven muy bien con el cine. A menudo se habla que no forma parte de la cinematografía y que deberían considerarse un simple retrato. Además, de que en su gran mayoría pasan desapercibidos a menos que consigan alguna nominación a la Academia (como lo fue en este caso).
Por lo que rendir homenaje, hoy en día, es bastante arriesgado como fue el caso de “Gilda: No me arrepiento de este amor” (2016) de Lorena Muñoz que aseguraba taquilla pero no el prejuicio de un público alejado de la cantante de cumbia. Y como fue el caso del documental chileno “Allende mi abuelo Allende” (2015) realizado por la misma nieta de Salvador Allende que retrata desde la mirada íntima para hacer una crítica a la situación social de su país. No es por poco que una de las frases más importante del film fuera: “Un líder nunca debe mostrarse triste, ni siquiera después de la muerte de un familiar”.
Pablo Larraín queda también atrapado en esta telaraña de la mirada del otro. Hacer un biopic de la Jackie O en tierras lejanas no le juega muy a favor. Sin embargo, establece conexión con temas de su obsesión: la política, el poder, las traiciones y mentiras.
La obra no se centra en la totalidad de la vida y obra de Jacqueline Kennedy, es el mismo recuerdo de la muerte de su esposo JFK y todo el luto que se sufrió luego del acto cometido, en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963.
Natalie Portman encarna el papel protagónico pero sólo resaltará las escenas de dolor, pánico, angustia y decepción ya que la otra mira será mostrada por los archivos televisivos. La actriz de “El cisne negro” (2011) solo debe mostrar lo sucedió detrás de cámara. Lo que nadie vio pero todos especularon. No mostrará el dolor al público, como todo dirigente masivo.
El inicio del film es hipnótico donde la exmandataria contesta preguntas a un periodista selecto para entregar la exclusiva luego del accidente de la muerte de Kennedy. Las respuestas y las repreguntas van tirando de un lado a otro, como si fuese un juego de Ping-Pong y el ingenio de las palabras no tendrá fin gracias al guion de Noah Oppenheim. Este formato será el dará todo el desarrollo de la cinta con flashback y algunas acciones de la primera dama en cuanto el entierro de su exesposo.
La banda sonora a cargo de Mica Levi y la excepcional fotografía y decorado le darán el ambiente tétrico y melancólico que tanto se desea manifestar, llegando hasta extremos claustrofóbicos.
Y el enamoramiento del director chileno por la televisión se vuelve a reflejar pero de un modo diferente de su anterior obra “No” (2012), acá no juega como reflejo sino como completo como memoria ya sea a través de una vieja entrevista a Jackie mostrando la Casa blanca, o mostrando escenas del suceso que mueve a la película.
La propuesta muestra que la tragedia ocurrida puede derivar en un hecho universal, lamentablemente no.